viernes, 26 de noviembre de 2010

Dechado de la reina Ysabel


Ayer se presentó en la Capilla Real de Granada el facsímil del breviario de la reina Isabel de Castilla que se conserva en la British Library de Londres, aunque leyendo las características lo de facsímil se queda corto. Su editor, el benemérito Manuel Moleiro, nos dice que se trata de un nuevo original, y el que piense que se trata de mera estratagema comercial debe saber que los 987 ejemplares parecen estar ya vendidos de antemano. Las características que nos cuentan harían las delicias del mismísimo Santa Marina: pergamino del mismo grosor, tacto y olor que la vitela original, la iluminación y el dorado son fieles al milímetro.

Las imágenes que nos han enseñado vienen a ser un catálogo de saetas y yugos, como era de uso común en estos monarcas. Y por si fuera poco, el águila de Patmos campea provocadora por éstas páginas. La de arriba sin ir mas lejos, conmemora la política matrimonial de la reina Isabel y muestra además del escudo de los reyes, el su hijo Juan con Margarita de Austria (izda.) y el de la futura reina Juana con Felipe de lo mismo (dcha.) Por si hace falta decirlo, este empeño editorial no ha tenido subvención de ninguna entidad pública española.

En la misma Capilla Real de la catedral de Granada hay una exposición conmemorativa hasta el 12 de diciembre y también hay que recordar que en la España de ambos lados del océano se celebrarán hoy decenas de misas en el DVI aniversario de la muerte de la reyna esclarecida. En la imagen de la cripta, y según decíamos hace ya tres años, no hará falta recordar cual es el sarcófago de Isabel.






sábado, 20 de noviembre de 2010

Reglada tu luz blanca


Reglada ya tu luz blanca, beata,
más allá del saludo y los corales,
más alta y firme que las imperiales
cúpulas frías donde la cruz se ata.

Pergamino de fe sin una errata
-joven lirio, sangrientas iniciales-
de la España en el tronco de sus males,
clavó con rosas, remachó con plata.

Movió su vuelo reposado y fuerte
herrumbre, costra, polvo, húmedo raso,
trocando el gris en sol, el hierro en ala;

y en acto de servicio hacia la muerte,
¡la Falange de amor que se abre paso
por esa luz que tu mirar señala!

JUAN SIERRA
(De la Corona de Sonetos en Honor a José Antonio. Ediciones Jerarquía, 1939).



Ya dejó claro Pancho Cossío que él solo podía retratar a alguien no ya que hubiera conocido, sino con el que hubiera tenido cierto trato de confianza. Así es compensible que nos dejara una de las mejores galerías de retratos del siglo pasado desde su visión personalísima y contemporánea de ese género universal. Realistas y expresivos, que no expresionistas, algunos con aura mágica como aquel maravilloso del héroe Agustín Zancajo.
La que traemos aquí es una de las dos versiones del retrato de José Antonio que se conservan en el museo de Bellas Artes de Santander (óleo/lienzo 124x101) y pintadas en 1943. Hay al menos otra versión en el museo Reina Sofía, cabe suponer que en el más recóndito de los sótanos.
Esta noche de sábado a las 22, concentración ante el Ángel Custodio (Génova 24) en Madrid.





martes, 16 de noviembre de 2010

Nostalgia, intimidad y aristocracia


En pleno nucleo duro del Capital, sancta sanctorum bancario, nos presentaron ayer la última antología de textos de Agustín de Foxá y la contradicción existiría remotamente si consideráramos al autor escritor falangista, que no es el caso. De la fugacidad de su compromiso nacional-sindicalista daría testimonio durante todo el resto de su vida. Por otro lado lo más falangista que hizo Foxá fue escribir la letra del Cara al Sol, y no completa, como es archisabido.

La selección ha sido de Jordi Amat y frente a otras antologías del conde tiene la originalidad de haber utilizado diarios personales y correspondencia inédita de Foxá. Con esto y con todo lo anterior, tenía razón ayer L.A. de Cuenca cuando decía que ya no se puede considerar al madrileño como de aquellos que ganaron la guerra pero perdieron los manuales de literatura, pues muy a pesar de tópicos, resabios, prejuicios y censuras, ya quisieran muchos tener la presencia de Foxá en la balda de cualquier librería.

En la fotografía de 1930 -a los 24 años- y a punto de salir para Sofía, Foxá estrenaba el traje de faena.





viernes, 12 de noviembre de 2010

El Madrid de Santos Yubero




Con el paso del tiempo no se le puede negar cierto valor artístico a la fotografía que se practicaba con el único interés de ilustrar las noticias en los diarios y demás prensa de los años 20 y 30 del siglo pasado. Y ese interés doblado es el que tienen las fotografías de Martín Santos Yubero (1903-1994) que además se pueden comparar con las de su afamado contemporáneo alemán John Gutman que ahora también se expone en la fundación Mapfre para comprobar que no desmerece en absoluto.
El fotoperiodismo viene a ser la máxima expresión de eso que dice Antonio Álvarez-Barrios de la fotografía como fuente de certezas, de manera que la exposición de Santos Yubero en Alcalá 31 es una clase de Historia a leer entre líneas. Por ejemplo, podemos ir allí para confirmar quienes ganaron nuestra última guerra, puesto que si te pones a leer según que cosas puede asaltarte la duda contagiosa. Y aun así seguro que todavía habrá quien nos diga que esos niños que desentierran la Cibeles en abril de 1939 levantan el brazo porque estÁn volando unas cometas...
Con todo, el periodo mejor representado es el de los estertores de la Monarquía y la II República; el Madrid que se divertía viendo a Celia Gámez en bikini en el teatro Pavón y se aburría oyendo a Azaña en el congreso. El Madrid de los lances de Belmonte en el desaparecido coso de la calle Goya y el de los conventos convertidos en espectáculo de pirotecnia.

En esa otra foto tomada el 2 de febrero de 1936 a la salida de un mitin en el cine Europa de Cuatro Caminos yo creo distinguir a la izquierda a Narciso Perales además de los citados en el catálogo Ruiz de Alda, Raimundo Fernández-Cuesta y José Antonio. La mano dentro del abrigo del acompañante a la derecha no creo que sea para evitar el frío sino más bien con ánimo precautorio; a José Antonio no eran fotografías lo único que se le disparaba por entonces.



miércoles, 10 de noviembre de 2010

Apología (y arqueología) de José Ramón Sierra

Rojo y blanco, 1966. Esmalte y collage sobre madera, 102x62cm.

Precursor de las nuevas formas, vencedor de inercias y origen de la renovación de la pintura sevillí José Ramón Sierra (Olivares 1945) es el constructor de estas cuatro tablas que son como un palipsesto al que acudir para conocer el canon de una época. Si personalizamos, no habrá que recordar el papel fundamental de aquellos libros (o cuadros, o películas... ) que descubrimos en la infancia o primera juventud y que ya nos condicionan para el resto de la vida. Uno ya no se puede desprender de aquello que te ha descubierto otra manera de ver las cosas.

Ya leímos hace unos meses la intresante
entrevista a Sierra en la que nos daba su visión de la ciudad y se quejaba del trato de ciertas instituciones para con su obra de juventud. Tenía 22 años cuando presentó en Sevilla estas nuevas tablas de la ley con ese cierto informalismo como aprendido de El Paso, esa ingenuidad pop si se quiere, pero a pesar de que la ciudad las recibe con aparente indiferencia, ya nada volverá a ser igual a partir de esos años. Aunque aún habrá quien siga pintando interiores de conventos.

De aquella queja vino la idea de esta exhumación y de algo de esto puede que se hable esta tarde en Sevilla (Escuelas Pías, 1) dentro del seminario
La dificil modernidad donde los otros dos espadas que aparecen anunciados son los también arquitectos Gerardo Delgado y Juan Suárez.


Rojo y negro, 1966. Esmalte y collage sobre madera, 106x64,5 cm.



, 1966. Esmalte, collage y objetos sobre lienzo, 84x67,5 cm.




Cara rayada, 1968. Esmalte sobre madera, objeto y collage, 104,5x78,5 cm.