En los últimos setenta años los rectores de universidad pueden haberse multiplicado por setenta, pero es posible que éste de Salamanca sea el último rector verdaderamente Magnífico.
Para acabar el año, habría que reconocerle a Eugenio Montes aquella narración que nos hizo de las postrimerías de D. Miguel y que nos recuerda Trapiello. Nos dice que desde el episodio del enfrentamiento con Millán Astray el 12 de Octubre anterior, apesadumbrado, casi no sale de su casa.
" En las últimas semanas iba a sacarlo para dar un paseo por la plaza Mayor Eugenio Montes. Fue éste quien contó que el último que dio con el viejo rector, se pararon en la tienda del marmolista que le estaba haciendo la lápida a su mujer, muerta hacía no mucho. Allí Unamuno despachó sobre ese asunto y luego sacó un papelito del bolsillo y le dictó, con gran circunspección, su propio epitafio, un viejo poema, para cuando lo hubiera menester:
Méteme, Señor, en tu pecho,
misterioso hogar,
que vengo desecho
de tanto bregar. "
LAS ARMAS Y LAS LETRAS. Andrés Trapiello. (Ed. Planeta 1994. Pp. 45 y 46).
8 comentarios:
Tal vez la única forma decente de llegar al final "...deshecho de tanto bregar".
¿Te has cansado lo suficiente este año?
Yo estoy dispuesta a cansarme mucho más el año que viene.
Y usted que lo vea (y voy a poner foto en alguna entrada, para que usted se siga fijando en lo importante:-)
Feliz año, Alfaraz.
Gracias amigo por toda tu inquietudes y sabiduría que compartes con nosotros.
Un abrazo fraternal para todo este año nuevo.
Estoy de acuerdo en que hoy en día un Rector se ha convertido en un personajillo político, al igual que muchos profesores universitarios entran a la docencia a base de servirles cafelitos y lo que haga falta a los jefes de departamento. La Universidad como alma mater deja mucho que desear.
Casi todos los años leo algo de Unamuno. Este año leí La Tia Tula.
Los últimos días de Unamuno me han parecido siempre impresionantes. Personalmente Don Miguel me ha resultado bastante cargante y el 'Este es el templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto' me ha parecido más que pedante, pero me descubro ante la dignidad y la coherencia que Unamuno demostró en el final de su vida en medio de un España que se desangraba.
Nada de cansado Olga, que ya estoy esperando tus fotos.
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Seguiremos compartiendo inquietudes Ignacio, un abrazo.
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JL.
¿Tú te acuerdas del rector que teníamos en nuestra época de la Fábrica de Tabacos? Yo lo he olvidado (si alguna vez lo supe).
Igualito que Unamuno, vaya.
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Pues sí Enrique, muy digno y muy lúcido, si acaso un poco triste, que yo creo que no se rió en toda su vida.
El dolor de España, ya se sabe.
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Dicen de Unamuno
que realmente no esque supiera mucho de latín ni de griego...
Que no se quedó en Madrid porque allí no brillaba, no sobresalía..
mientras que en Salamanca si que destacaba mas....
Uf, me ha costado encontrar esta conversación, aunque sabía que estaba;-) Así he releído antiguas entradas.
Verá usted. Hoy he colgado foto, para que vea que soy mujer de palabra.
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