En los últimos setenta años los rectores de universidad pueden haberse multiplicado por setenta, pero es posible que éste de Salamanca sea el último rector verdaderamente Magnífico.
Para acabar el año, habría que reconocerle a Eugenio Montes aquella narración que nos hizo de las postrimerías de D. Miguel y que nos recuerda Trapiello. Nos dice que desde el episodio del enfrentamiento con Millán Astray el 12 de Octubre anterior, apesadumbrado, casi no sale de su casa.
" En las últimas semanas iba a sacarlo para dar un paseo por la plaza Mayor Eugenio Montes. Fue éste quien contó que el último que dio con el viejo rector, se pararon en la tienda del marmolista que le estaba haciendo la lápida a su mujer, muerta hacía no mucho. Allí Unamuno despachó sobre ese asunto y luego sacó un papelito del bolsillo y le dictó, con gran circunspección, su propio epitafio, un viejo poema, para cuando lo hubiera menester:
Méteme, Señor, en tu pecho,
misterioso hogar,
que vengo desecho
de tanto bregar. "
LAS ARMAS Y LAS LETRAS. Andrés Trapiello. (Ed. Planeta 1994. Pp. 45 y 46).