Nos lo presentó Ridruejo en sus memorias y desde entonces estoy siempre dispuesto a dialogar con Samuel Ros, pues ya dejó escrito Quevedo en un soneto que leer es dialogar con los muertos. Nunca defrauda; su obra está a la altura de su vida apasionada y dolorosa como nos anticipó Dionisio. Los testimonios de quienes lo conocieron coinciden en que se trata de un romántico del siglo XVIII al que le toca vivir en el XX, es un alma aparte.
Para conocer la obra del camarada Samuel Ros, hoy es imprescindible acudir al magnífico tomo de la Fundación Banco Santander, donde el mayor especialista en la obra rosiana, el estimable poeta y cuentista Medardo Fraile, nos aporta las claves fundamentales de su biografía y nos ofrece una selección de todas las facetas: novela, cuentos, teatro y artículos periodísticos. No en vano lleva rastreando sus escritos más de 60 años.
Recordamos hoy que muere Ros el día de Reyes de 1945 mientras en Madrid cae una gran nevada. Le pide a su madre que abra las cortinas de su habitación para ver la calle y Samuel -cuerpo y fuente de tragedia- le dice conmovido que aquel blanco le anticipa el perdón de Dios.
Y ante el olvido casi general, ya no nos extraña que haya sido imposible encontrar una sola foto de nuestro Ros en internet. Para cubrir ese vacío, a pesar de tener algunas copias de los retratos que se incluyeron en sus libros, traigo aquí estos fotogramas de esa curiosidad de Giménez Caballero, a medio camino entre el casticismo y la vanguardia que es el cortometraje Esencia de verbena (1930), donde su amigo Samuel colaboró.
Esta última imagen, paseando por el antiguo arrabal de Atocha, parece evocar también su frase última: "-Leonor, tengo tantas cosas que contarte...!"
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6 comentarios:
Agradezco tu apunte sobre este personaje con el que mi abuelo tuvo mucha relación.
Colaboró en Vértice creo que digirida por él en una epoca y también un libro suyo fue publicado por la Editarial Apolo en la colección Azor que Ros dirigia,
De nuevo Gracias.
Alfaraz, me ha encantado tu post. He buscado más información sobre Ros y me ha llamdo la atención las anécdotas de los cigarrillos en el nicho de Leonor, y es como si lo estuviera viendo con las fotos que has insertado.
Alabo como traes a la memoria a los injustamente olvidados.
Así es Ignacio, ya comentaremos los paralelismos de los cuentos de Ros con la poesía de Adriano.
Gracias Mrgrt., además esa historia de Leonor no es la única tragedia.
Puro Larra del XX, yo digo.
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Sigue pendiente la lectura de Ros...
Y aprovecho para contestarle con retraso su entrada anterior diciéndole que yo me quedo, de largo, con los Ramones de Algete. Dee Dee y sus hermanos me llegaron a parecer muy cansinos.
Un admirado saludo por su prolífica actualización del blog.
No debería extrañarnos que conozca a Medardo, a fin de cuentas usted conoce a todo el mundo (que vale la pena, claro).
Ya puestos, oh Kalicrates de la Red, ¿qué quiere decir lueñe?
Oh, Los Ramones de Algete!
Esa luminaria del rock patrio!
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Don Henry; distante, lejano...
Debería fomentar el uso de este bello palabro entre sus alumnos.
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