El proceloso mundo editorial, de clamorosos olvidos y vacuos encumbramientos, de vez en cuando nos trae alguna sorpresa. Así, se acaba de publicar en esa especie de catálogo de descatalogados de la editorial Planeta que es Backlist, una de las novelas más exitosas de Carmen de Icaza.
Habría que recordar que en aquella España cainita de preguerra era la autora más leída a todos los niveles y que fueron esas novelas suyas de amor y lujo las que la hicieron popular en una sociedad que a menudo no tenía cubiertas sus necesidades más básicas.
Después de que ayudara a ganar la guerra, no tuvo más que repetir la fórmula, apoyada primero en las adaptaciones teatrales y más tarde en las versiones para el cine como las de su personaje más conocido Cristina Guzmán. En contra de lo que pudiera parecer, no se la consideraba lectura exclusivamente femenina y el motivo último es su calidad literaria.
Aunque todo este estilo pueda parecernos a día de hoy superado, y en buena medida lo esté, no le resiste la comparación lo que hoy suele leerse masivamente y a nivel popular. Cualquiera que tenga la curiosidad de comprobar -por ejemplo en transporte público- lo que lee la gente, debe estar cansado de templarios, catedrales y pijamas. Hasta el punto que yo mismo, ya tengo decidido que pienso declararme a la primera mujer que vea en el Metro de Madrid con este libro de Carmen de Icaza. Sin dudarlo.
Habría que recordar que en aquella España cainita de preguerra era la autora más leída a todos los niveles y que fueron esas novelas suyas de amor y lujo las que la hicieron popular en una sociedad que a menudo no tenía cubiertas sus necesidades más básicas.
Después de que ayudara a ganar la guerra, no tuvo más que repetir la fórmula, apoyada primero en las adaptaciones teatrales y más tarde en las versiones para el cine como las de su personaje más conocido Cristina Guzmán. En contra de lo que pudiera parecer, no se la consideraba lectura exclusivamente femenina y el motivo último es su calidad literaria.
Aunque todo este estilo pueda parecernos a día de hoy superado, y en buena medida lo esté, no le resiste la comparación lo que hoy suele leerse masivamente y a nivel popular. Cualquiera que tenga la curiosidad de comprobar -por ejemplo en transporte público- lo que lee la gente, debe estar cansado de templarios, catedrales y pijamas. Hasta el punto que yo mismo, ya tengo decidido que pienso declararme a la primera mujer que vea en el Metro de Madrid con este libro de Carmen de Icaza. Sin dudarlo.
15 comentarios:
Saludos Alfaraz
He rendido el fuerte de internet, pero le sigo leyendo.
No conocía a esta autora.
Su artículo me ha recordado, no sé por qué, a otra gran mujer olvidada: Mercedes Fórmica
Un saludo
Javier
Yo tampoco la conocía, para variar;-)
Me gusta la foto, me gustan las señoras guapas con pintas de señoras. Lo encuentro revolucionario, dada la aburridísima manía de intentar parecer cualquier otra cosa. Y escritora de éxito en esa época... ¿seguro que sus libros no eran considerados lecturas "femeninas"?
Interesante.
Tal vez intente leer el libro, pero no tomaré el metro de Madrid. En fin.
Ya ví lo del rendimiento Javier, y lo siento, pues fui en busca de un comentario de los hermanos Maeztu.
Icaza te habrá recordado a Fórmica por guapa, como dice Olga.
En literatura, la primera más del género aristocrático, y la segunda del revolucionario. Yo me quedo con Fórmica, las cosas como son.
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Por cierto Olga, eso de que no piensa coger el Metro de Madrid se lo dirá ud. a todos.
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¿Fue tía de Carmen Díez de Rivera?
Cuánto personaje interesante dieron esos tiempos atroces!!
Comparas con los actuales, también atroces, y da infinita lástima...
Gracias por la reseña literaria, como siempre.
Pues sí Enrique, tia y madrina de la bella Carmen Díez de Rivera.
Otrora "musa de la Transición" y hoy musa tuya y mía.
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Alfaraz, siempre te agradezco que nos traigas a los olvidados con generosos dones literarios.
No la conozco, pero ya sí sé que existe un libro recientemente editado y parece bastante interesante porque, es posible que refleje en buena medida la sociedad de la época.
Por cierto, en mi casa no hay ni catedrales, ni quesos, ni pijamas ni otros rollos best sellers. Me niego. Con todo lo bueno que hay por leer...
Un abrazo
Me ha emocionado ver a Carmen de Icaza en este Olimpo de autores consagrados.
Ahí la tienes Mgrt. merece la pena aunque sea sacándola de una bibliteca, pero se acaba de editar este mismo mes.
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Henrique, ahora lo que procedería seria su reseña de Luisa María Linares, de la que lo ignoramos todo.
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Yo conoci la obra de Icaza cuando tenía unos dieciseis años (tengo 47) y desde entonces no he dejado de releer en algún momento algunos de los títulos que descubrí entonces. Mi abuelo era amigo de Carmen de Icaza (un personaje de "Vestida de Tul" es un "guiño" de la autora a él) y mis padres me dieron a leer, primero, "Cristina Guzmán" y "Vestida de Tul", y luego fueron llegando las demás novelas.
Y me emocionó la altura moral de una Cristina Guzmán que sabe ganar y perder con la misma integridad y la misma ternura, y vi en "Vestida de Tul" como si fuera una foto o una película la compleja alta sociedad madrileña y sus luces y sombras, y me sentí asfixiada por el opresor ambiente mallorquín que se describe en "Las Horas Contadas" y que parece latir a tu alrededor cuando lees la novela, y me sobrecogió la belleza de la narración de "La Enterrada", o la profundidad de "Quien sabe" con su juego de emoniones intensas y viscerales contenidas sin estarlo, o el perfil durísimo de Valentina en "Yo la Reina" iluminado siempre desde el cielo por la "W" de Casiopea... Todo un mundo de sinvergüenzas, gentes decentes, valientes del día a día o de la enfermedad o del desamor, y ruindad, y nobleza, y amor, y compasión, y odio, e intereses...
Evidentemente no son novelas "al uso", pero creo que si se analizan desde la distancia, enraizadas en su tiempo, tienen mucho para ofrecer.
Me gusta saber que a alguien más le gusta Carmen de Icaza.
Gracias por tu comentario María.
Yo conozco peor la obra de Icaza pero coincido con tu opinión. En general es bastante más que literatura de evasión y es posible que "La fuente enterrada" sea la menos epocal, de ahí su reedición. "Vestida de tul" la tengo pendiente, así que espero echármela a la cara algún día. Prestaré atención a los personajes secundarios.
He aprovechado para subir una foto mejor de Carmen de Icaza en 1939. Me la pasó una amiga cuyos abuelos -será casualidad- también la trataron bastante.
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Muy cierto. La obra literaria de Carmen de Icaza está pidiendo a gritos una revisión. Como lector sólo puedo lamentar que no se haya hecho aún ningún estudio riguroso y exhaustivo de la misma. Advertido queda quien lo haga: sólo se va a llevar sorpresas agradables.
"Cristina Guzmán", la profesora de idiomas convencida de que "la vida sonríe a quien le sonríe", es de una vitalidad contagiosa. La hondura y la complejidad sentimental de "La fuente enterrada" es de lo que no hay. Y así podríamos seguir, seguramente, con sus otras novelas.
María Dueñas, con su exitoso "Tiempo entre costuras", es una discípula aventajada de la De Icaza, quizás sin ella misma saberlo aún.
Gracias por el comentario anónimo lector.
Confieso que no conozco la obra de María Dueñas pero usted acaba de hacer que suba algunos enteros. A pesar de todas las prevenciones puede que hasta me la lea.
Saludos
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Leí la novela de Carmen de Icaza, la fuente enterrada cuando era muy joven y aún guardo un grato recuerdo de ella. Me gustaría volver a leerla. ¡Cuántas mujeres me han recordado a la protagonista de esta novela!
Cristina Guzmán también es un prototipo Digna. Lo que ocurre es que cada vez lo conoce menos gente. Para Carmen de Icaza, recuperación ¡YA!
Gracias por ese comentario a siete años vista.
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