La ampliación del Prado ha llevado al museo a nuestros contemporáneos. El año pasado Cy Twombly y en febrero se inaugura la de Francis Bacon. Bien.
Pero lo que verdaderamente querríamos ver rodeando el lucernario del claustro de Moneo (antes de los Jerónimos) seria el último Dalí. Al genial surrealista ya lo conocemos -Gran Masturbador a la cabeza- de la colección del Reina Sofía. En el Prado habría que saldar ahora la deuda del siguiente Dalí, el que hace ahora 20 años donó su legado al Estado Español, y devolverlo al sitio que visitaba cuando era Residente.
Yo quiero ver en el Prado, el Dalí de más fanfarria, como dijo Pérez Villalta; el de El Descubrimiento de América, el de La batalla de Tetuán, el de los Equilibrios Atómicos.
Reivindicaremos ese último Dalí tanto como el primero. Asimilemos al hombre que escupió sobre el retrato de su madre, pero también el que abrazaba al Dictador.
Y así, traeremos de todo el mundo (América sobre todo) esos trozos de Genio de España. Sólo ahora puede hacerlo el nombre del Prado. Se lo debemos y nos lo debemos.
5 comentarios:
Como casi todos los genios, construyó lo mejor y lo peor, y así lo reflejó en su vida.
De él, me quedo con sus grandezas, su peculiaridad y sus diferencias.
Un abrazo,
Pues tiene toda la razón (bueno eso pasa en este blog siempre. Reivindiquemos a Avida Dollars, al Dalí del Exceso y la Decadencia.
Yo desde luego me quedo con el Dali de Púbol antes que con el Picasso kitsh de Vallauris.
Eso es don Henry, reivindiquemos a TODO el Avida Dollars.
Como dice Morgenrot; a la genialidad por la singularidad.
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En el libro que te comenté (La Memoria Cruel de Marino Gómez-Santos), se incluyen retazos de Dalí y su genio sumamente sabrosos.
Ya lo tengo Enrique. Muy jugoso índice onomástico, sí señor.
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