Parece que febrero es un mes propicio para abandonar España por los restos. El año pasado supimos que Blanco White salía para Inglaterra este mes, y hace unas semanas descubrimos que este niño de la foto se exilaba tal día como hoy en 1938.
Siguiendo con las equivalencias, creo que en ambos la nostalgia de la patria abandonada se hace carne a través de Sevilla, y que los dos evocarían el resto de su vida a su ciudad de origen con disparidad de afectos nunca complacientes.
En el caso de Cernuda, el exilio inmediato le hace dar a la imprenta Ocnos, que ya llevaría bien compuesto en la memoria. Siempre acabaremos volviendo a estas páginas que nos da la medida exacta de la ciudad de la gracia, aunque el autor no la llame jamás por su nombre. Y es normal, pues en el fondo se trata de una evocación de la arcadia feliz que es la infancia, por encima de cualquier lugar concreto. A pesar de que el abandono de la ciudad de origen sea muy propicia literariamente, no creo que haya que cargar esas tintas con tono de reproche en el caso del niño fino del canotier, exiliado de sí mismo más que de ningún otro sitio.
Por cierto, esa fotografía con fondo sevillí de previsible tono almagre, es de la Residencia de Estudiantes.
7 comentarios:
Parece ser que cuando se marcha de Inglaterra a EEUU no se fue muy contento de la Gran Bretaña:
"Nada suyo guardaba aquella tierra
donde existiera. Por el aire,
como error, diez años de la vida
vio en un punto borrarse.
.................................
(Adiós al fin, tierra como tu gente fría,
donde un error me trajo y otro error me lleva.
Gracias por todo y nada. No volveré a pisarte)."
(Del poema La partida en Vivir sin estar viviendo, 1944-49)
Estuve el miércoles pasado en la ciudad de la gracia con una sensación agridulce por un asunto profesional.
Sevilla hay que ir sin ningún compromiso para dejarse llevar.
He de leer Ocnos.
Estuve en Ochoa frente a la casa donde nació Adriano que escribió sobre Cernuda un artículo en 1955
"Luis Cernuda, podríamos decir, o la indolencia serenamente creadora. Le recuerdo a viva voz, con una expresión casi balbuceante, sumergido en un lirismo susurrado que apenas sí parecía un soplo del tibio aire crepuscular. Y aquélla geometría jardinería era fiel a su verso nostálgico, reverdecido y joven, aunque Luis ya mostrara en su alma más ceniza que recoldo, como si la antorcha del vivir hubiese llegado a sus manos sin la llamarada de su primer fuego, casi extinta ya"
Oscura Noticia de Luis Cernuda.1955
Adriano del Valle.
Publicado en Cantico número 9-10 dedicado a Luis Cernuda.-
Ya ves JL. , que no se iba contento ni de Inglaterra ni de ningún sitio; era el descontento en sí mismo.
Todo lo contrario que Adriano, y a pesar de eso cultivaron cierta amistad.
Y muy clarificador ese texto Ignacio: se ve que le tenía cogida la medida y lo decía muy bien.
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Qué delicado. No sé, igual es muy difícil estar contento cuando se es consciente y frágil.
Recuerdo algunos caracteres cuneiformes, traducidos, del antiguo poema sumerio: "¿Adónde vas, Gilgamesh?/ La vida que tú buscas nunca la hallarás". El niño de la foto, acumulando años, se sintió casi siempre infeliz allá donde estuvo. Le perseguía su sombra, y como Pulgarcito, para remontar la senda que le llevaba a su infancia, fue dejando migas, quiero decir versos.
Te diré Olga, que yo también pienso en eso a veces: a la felicidad por la inconsciencia.
Sería como darle la razón al poeta sumerio...pero por las bravas.
Por cierto Antonio, que aprovecho para agradecerte lo que disfruté con tu biografía de los años españoles de Cernuda. Me la bebí hace unos fines de semana en un Madrid nevado.
Ya estoy esperando la continuación.
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