lunes, 29 de agosto de 2011

Generalizaciones


Ya ha leído uno varias veces aquello de que para conocer gran parte de la mejor literatura del siglo pasado habrá que irse no a las bibliotecas sino directamente a las hemerotecas en busca de los periódicos. La impresión es que eso mismo no se dirá del periodismo actual dentro de cincuenta años, pero puede que eso no sea más que la primera de las generalizaciones.

En uno de los diarios que se tiene por mas leído de España, ojeaba ayer uno de esos reportajes de fondo sobre unas detenciones de la semana pasada en la Puerta del Sol en la que un joven indignado decía que se le llevó a una comisaría y se le interrogó en un despacho lleno de símbolos fascistas. Pero el titular se desinfla rápidamente, pues en primer lugar la comisaría no es la antigua Dirección General de Seguridad (actual Comunidad de Madrid) que aparecía en la foto sino la cercana -y mucho más prosaica y funcionarial- comisaría de la calle Montera. En segundo, uno esperaba que con lo de la simbología le describieran como se ostentaba en la comisaría unos lictores y/o fasces, o como mínimo, algún retrato de general gallego al que sucesivas promociones de comisarios nostálgicos hubieran tenido el descuido de mantener colgado en la pared. Pero nada de eso; resulta que los símbolos fascistas se reducen a tres banderas nacionales de la más ortodoxa constitucionalidad -eso sí- en número de tres. Valiente provocación.

Cualquiera que lea la prensa a diario (en papel o digital) ya debe estar curado de generalizaciones, por eso nos reconforta descubrir que ese sentimiento nos aúna con los clásicos, de manera que sigue siendo posible que a finales de este siglo XXI que ya no veremos, alguien busque la buena literatura en los periódicos del pasado fin de semana. Escuchemos al oráculo.

«Por pura manía persecutoria, los socialistas llaman a cualquiera fascistas, como en los pueblos de pinares de Soria llaman invariablemente "americanos" a los que usan gafas de celuloide.»

Rafael Sánchez Mazas. Publicado en F.E. nº 10, del 12 de abril de 1934.











lunes, 22 de agosto de 2011

De Palos al Plata


"...Que el avión suprime todo problema nacionalista, para hacer uno solo: terraqueo: Estados Unidos de la Tierra. (Unidos por el aire).
Que el problema de multiplicidad de lenguas en una demarcación cualquiera no tiene interés: no se oye nada con el ruido del motor.

***
...Filialmente un ¡hurra! por ese Junker ibérico -compañeros de raid.
Y otro ¡hurra! por superar esas viejas generaciones con sus viejos vehículos.
Y otro ¡hurra! por una nueva España: aviónica y transparente: en aspa: desde un cabo al otro cabo, recorrida sin escalas."

Sobre el Signo del avión. Ernesto Giménez Caballero. JULEPE DE MENTA (1921).


De esa divagación de Gecé en los albores de la aeronáutica, la primera parte ya se ha encargado el tiempo de dejar el pronóstico en evidencia, pues al cerrilismo nacionalista hay añadir que los aviones actuales están muy bien insonorizados.
En vista de lo cual, nos quedaremos con la exaltación que hace la reseña del vuelo sin escalas (ojo, en ese caso Madrid-Barcelona). En el caso de Ernesto, aquel viaje fue la excusa de la que saldría su apología aviónica, y para nosotros su reseña lo sido para recordar aquel otro raid de Ruiz de Alda unos años después.













lunes, 15 de agosto de 2011

Sálvame del pasado



...


El nardo de mis dolores
riégalo con tu hermosura,
mira que agosto es locura
de oro grabado en amores.
Tus celestes surtidores
dan al muro que me encierra.
Refresca mi larga guerra
con tu pañuelo bordado
y sálvame del pasado
Virgen de cielos y tierra.
JUAN SIERRA. A la Virgen de los Reyes (de Álamo y Cedro, 1982).

Puede parecer mucho el lustro que llevamos celebrando por aquí este mediado de agosto con la correspondiente décima de Juan Sierra, pero a uno le parece que hay versos que nunca se repiten y días que, repitiéndose, parecen siempre distintos. Desde la distancia sigue siendo esta mañana incomparable la que nos recuerda que el verano empieza a terminarse y que al ciclo de las estaciones le trae sin cuidado estemos hasta arriba de trabajo o nos dediquemos ufanos a la procrastinación. Y está bien que así sea.
El 13 de agosto de 1988 aparecía ese dibujo del acuarelista José González en la portada de aquel meritorio ABC Literario, embrión de tantos otros suplementos culturales, en el que se daba cuenta de la aparición de unos romances decimonónicos en pliegos de cordel dedicados a la Virgen de los Reyes. Tanto nos gustó en su momento que desde entonces guardamos el ejemplar por más que la hemeroteca digital haya desfasado sin remedio ese cuadernillo sepia. 
Con eficacia cronológica y con esa especie de inocencia de los romances populares de antaño se describe la reconquista de Sevilla para desgracia de Axafat y gozo del Santo Rey. Pero más que todo eso, siempre nos pareció un piropo continuo a la Mediadora como si las letras con las que está escrito fueran panes de oro, como en el poema de Juan Sierra.





martes, 2 de agosto de 2011

Ab insidiis non est prudentia


Descubrimos ayer que Mateo Alemán murió en 1614, un año antes de lo que hasta ahora se pensaba, pues el historiador Juan Cartaya ha descubierto en un archivo aun por desvelar (la investigación más rigurosa no está reñida con cierto misterio, como demuestra Pérez Reverte cada vez que saca un libro) un documento que así parece demostrarlo. Contada así, la noticia no tiene mayor relevancia pues si para nosotros adelantarle el óbito en doce meses carece de trascendencia, al que debe traerle sin cuidado es al propio Mateo Alemán.

Pero los detalles sí parecen más interesantes por la historia dramática que encierra. El escritor sevillano puede considerarse uno de los primeros best sellers europeos, si tenemos en cuenta el éxito editorial que supuso su Guzmán de Alfarache, con múltiples ediciones y sus traducciones sin cuento que lo hicieron popular en toda la Europa culta. Por no hablar de las imitaciones y las versiones más o menos apócrifas de la obra. Pues resulta que el bueno de don Mateo por uno de esos cambalaches del destino muere pobre de solemnidad en la ciudad de Méjico, donde había emigrado ya en su madurez buscando mejor fortuna. Así quedó la historia; venda ud. todos los libros del mundo y dispóngase a que se tenga que pedir limosna para su enterramiento. Una ironía macabra como una vanitas barroca.

Por cierto que a tres días de saltada la noticia, comprobé que el asiento correspondiente en la wikipedia, esa suerte de Espasa de nuestros días, seguía sin tener actualizada la fecha de la muerte de Alemán, lo que parecía contradecir esa inmediatez que se achaca a la red de redes. Detalle que nos hemos permitido rectificar en honor a un paisano muerto en la indigencia.