Uno vuelve del campo de la batalla de las Navas de Tolosa como si volviera de las mismísimas Cruzadas, y así fue declarada por el papa Inocencio III a instancias del rey castellano Alfonso VIII.
Pensandolo bien, es un magnífico ejemplo de aquello que decia José Antonio de que la grandeza de la patria se consigue cuando los pueblos que la componen tienen un objetivo común.
De aquellas España no existía, pero las diferecias entre los distintos reinos cristianos (Castilla, Aragón, Navarra, León y Portugal) se obviaron cuando se trató de recuperar los territorios tomados por los belicosos almohades.
La historiografia medieval, renacentista y posterior, llamó a lo de las Navas simplemente La Batalla, tal fue la envergadura del choque: cien mil musulmanes frente a unos cincuenta mil cristianos. Y precisamente esta diferencia hizo que la victoria cristiana estuviera en el aire durante buena parte de aquel lunes.
Mientras las vanguardias se batían en desventaja con el adalid López de Haro al frente, los dos máximos impulsores de la liga (Alfonso VIII y el arzobispo de Toledo Rodrigo Ximenez asistían desde la retaguardia a lo que parecía ser la aniquilación del ejercito cristiano.
Tal fue así que dicen que el rey castellano se volvio al arzobispo colocandose ya su armadura y diciéndole "Vos y yo aquí muramos".
No ocurrieron así las cosas: Sancho de Navarra rompio las cadenas del Palenque musulmán para llevarlas desde entonces en el el escudo de su reino.
Nos dicen que cierta administración públíca está financiando generosamente un "centro de interpretación" de la Batalla de las Navas de Tolosa. ¿Será que hasta ahora la hemos estado interpretando mal?
Pensandolo bien, es un magnífico ejemplo de aquello que decia José Antonio de que la grandeza de la patria se consigue cuando los pueblos que la componen tienen un objetivo común.
De aquellas España no existía, pero las diferecias entre los distintos reinos cristianos (Castilla, Aragón, Navarra, León y Portugal) se obviaron cuando se trató de recuperar los territorios tomados por los belicosos almohades.
La historiografia medieval, renacentista y posterior, llamó a lo de las Navas simplemente La Batalla, tal fue la envergadura del choque: cien mil musulmanes frente a unos cincuenta mil cristianos. Y precisamente esta diferencia hizo que la victoria cristiana estuviera en el aire durante buena parte de aquel lunes.
Mientras las vanguardias se batían en desventaja con el adalid López de Haro al frente, los dos máximos impulsores de la liga (Alfonso VIII y el arzobispo de Toledo Rodrigo Ximenez asistían desde la retaguardia a lo que parecía ser la aniquilación del ejercito cristiano.
Tal fue así que dicen que el rey castellano se volvio al arzobispo colocandose ya su armadura y diciéndole "Vos y yo aquí muramos".
No ocurrieron así las cosas: Sancho de Navarra rompio las cadenas del Palenque musulmán para llevarlas desde entonces en el el escudo de su reino.
Nos dicen que cierta administración públíca está financiando generosamente un "centro de interpretación" de la Batalla de las Navas de Tolosa. ¿Será que hasta ahora la hemos estado interpretando mal?
Imagen: Monumento a la Batalla de las Navas de Tolosa en La Carolina (Jaen)