domingo, 31 de mayo de 2009

El que conquisso toda España


"AQVI YAZE EL MUY ONDRADO HERNANDO, SEñOR DE CASTIELLA, E DE TOLEDO, E DE LEON, E DE GALICIA, DE SEVILLA, DE CORDOVA, DE MURCIA, DE IAHEN, EL QUE CONQVISSO TODA ESPAñA, EL MAS LEAL, EL MAS VERDADERO, EL MAS FRANCO, EL MAS ESFORZADO, EL MAS APUESTO, EL MAS GRANADO, EL MAS ZOFRIDO, EL MAS HOMILDOSO, EL QUE MAS TEMIE A DIOS, EL QUE MAS LE FACIE SERVICIO, EL QUE QUEBRANTO E DESTRVYO A TODOS SUS ENEMIGOS, EL QUE SE ALZO, E ONDRO TODOS SUS AMIGOS, E CONQVISSO LA CIVDAD DE SEVILLA, QUE ES CABEZA DE TODA ESPAñA, E PASSO EN EL POSTRIMERO DIA DE MAYO, EN LA ERA DE MIL E CC. E NOVAENTA".



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viernes, 29 de mayo de 2009

El Graf Zeppelin sobre Bakanik


Uno avanza constante, sigiloso, recreándose -como un zepelín- por el primer tomo de los diarios del diplomático chileno Carlos Morla Lynch en la edición de 2008 de Renacimiento. Se nos insiste que la versión de 1958 estaba censurada, y más tarde descubrimos que esta también lo está en cierto modo. Las nietas del autor se niegan a publicar completos los diarios por evitar las consabidas suspicacias que el ingente trasiego de nombres, apellidos y circunstancias podría suscitar en algunos casos.
Por otra parte, se mantiene el titulo -"En España con Federico García Lorca"- que resulta bastante limitador, con permiso del granadino. La España de 1928 a 1936 se va dibujando a trazos finos desde el privilegiado puesto de observación que disfrutó Carlos Morla.
Ya tengo claro que no será esta la única vez que traiga aquí un párrafo que quiera recordar por algún motivo, y este corresponde a septiembre de 1932.

« En vista de que es temprano todavía me voy a un cocktail-party mundano que tiene lugar en Bakanik, el bar que está de moda.
Me encuentro allí, en un ambiente elegante y aristocrático con José Antonio Primo de Rivera, por quien tengo la mayor estimación. Es un muchacho de una entereza y una caballerosidad a toda prueba, valiente, vertical siempre y seguro de sí mismo. Como creo haberlo dicho ya, contrasta con estas condiciones viriles de hombre fuerte, su rostro y una expresión cautivadora de niño.
-Tienes la suerte -le digo- de que te quieren hasta tus enemigos.
Noto que esta declaración sincera lo conmueve y después de repetir la frase pausadamente -"hasta mis enemigos"- como para penetrarla bien, se queda pensativo.
En ese instante se oye un rumor extraño y pasa algo así como una gran sombra sobre la casa del frente.
Es el Zeppelin que cruza a baja altura el cielo de Madrid. »

Del mítico Bakanik, del que ya nos habló González Ruano y que estaba en la actual Salustiano de Olózaga, habría que destacar que formó parte de ese camino de Damasco de José Antonio, donde se dio de bruces contra el asfalto, caído desde la altura de todas las vanidades.

En la foto de 1932, el Graf Zeppelin sobre el antiguo edificio de LaUnión y el Fenix de la calle Alcalá.





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miércoles, 27 de mayo de 2009

El primer Giménez Caballero

Acabaremos por el principio, como es lógico, y recordaremos al joven Giménez Caballero; primero lector en la universidad de Estrasburgo y más tarde soldado en el Desastre del Rif. Ambas circunstancias le dieron -respectivamente- una patina europeista que cultivó hasta el fin y un proceso por difamación tras publicar sus impresiones en Notas marruecas de un soldado. Pero el germen de la vanguardia ya se estaba incubando.
Germen que al microscopio resulta triangular y que -una curiosidad- en cada uno de los tres vértices, actúa nuestro Gecé apoyado en un lugarteniente filocomunista: La Gaceta Literaria, ayudado por Cesar Arconada, el Cine-Club español a pachas con Buñuel y el menos conocido pero que más interesante me parece es aquella tienda-Galería de arte en Miguel Moya 4, donde vendían proyectos de arquitectura racionalista y muebles de la Bauhaus.
Allí lo vemos sentado en su sillón B3 de Breuer y con sus gafas romboidales, dictándonos la medida del arte nuevo que él conocía de primera mano.

Sin desperdicio esta teoría para distinguir lo vanguardista de lo que no lo es. Publicada en 1928, en La Revista de Occidente dentro del ensayo "Eoántropo. El hombre actual del arte nuevo".

"Prueba de los cien metros.
Cando dudéis de si un cuadro, un verso, una música, un ensayo, una escultura o un plano arquitectónico van bien para la nueva sensibilidad, no tenéis más que cogerlos bajo el brazo e instalarlos frente a un rascacielos, un cien metros.
Confrontáis. Y si no se tiran de espaldas, es que casan. Y si no casan, es que se tiran de espaldas.
Lo mismo digo si repetís esta prueba frente a un capó de automóvil, el níquel de una clínica o el duraluminio de un avión.
Sed inexorables: cuando alguno de los vejaminadores se os acerque con su obra petulantemente, no dudéis un instante; sometedle a una terrible prueba de los cien metros, que le desnudará para siempre arrojándole con más vergüenza que Adán fuera del paraíso de las verdades recién conquistadas."








martes, 19 de mayo de 2009

El último Giménez Caballero


No deja de ser una curiosidad que Ernesto Giménez Caballero muriera -ahora hace 21 años- en en plena octava de San Isidro, lo que podría ser un detalle de madrileñismo último que se quiso permitir. Seguro que el pasado fin de semana hubiera disfrutado mucho en la pradera del santo, viendo a todas esas niñas ecuatorianas vestidas de chulapas, todos esos nuevos madrileños asimilando el casticismo de primera generación. Y así me lo imaginaba yo, escribiendo uno de sus manifiestos delirantes y apasionados que podría ser Exaltación de Quito en la Pradera del Santo, o Perú, capital Madrid.

Como hay que volver siempre a los clásicos, llevo una semana con una antología de Gecé, en la que hay que destacar el prólogo siempre iluminador de José Carlos Mainer. Aunque ya se sabe que hay críticos que le otorgan a Giménez Caballero (y a algunos otros) la capacidad de separar en dos mitades su obra, limpiamente -como Moisés separaba las aguas- y de esta manera ya le pueden adjudicar a la primera parte fulgurantes destellos de vanguardia, y a la segunda todas las oscuridades de la reacción. Y tampoco es eso.

Claro que todo esto ya le hacía bastante gracia a Gecé en vida y parte le contó a Soler Serrano en una de aquellas entrevistas sin desperdicio.
Su penúltimo acto surrealista puede que fuera aquel de 1977,  cuando su hija mayor muriera en accidente, pidiendo la admisión al abad del Valle de los Caídos para acabar sus días como un monje más. El último, lo cuenta en sus memorias Román Gubern: cortejar a la periodista Maruja Torres cuando lo va a entrevistar con 84 años en su piso de la calle Canarias. Era proverbial la sordera de Giménez Caballero en sus últimos años, pero nadie nos habló nunca de que también fuera corto de vista.







lunes, 11 de mayo de 2009

La sombra del aire vela


La sombra del aire vela
oro de ligeros trinos;
abran su luz vespertinos
rumores de flor y tela.
Morada la tarde vuela
por asfaltos y terrazas.
¡Niña de todas las razas
modelo del año vago!
Brisa de clavel y lago
en isabelinas plazas.

JUAN SIERRA. UN MAYO (MADRID 1922), "Claridad sin Fecha" 1947. De POEMAS. Ed. Comares,1992. (Pag. 144).

Le leemos a Jacobo Cortines que Juan Sierra pasó dos años en Madrid preparando unas oposiciones al cuerpo Administrativo del Estado que es de lo que viviría toda su vida, y durante todo ese tiempo reside en la calle del Espejo, sin saber que unas casas más arriba vivía tambien Federico Gracía Lorca. Además, Antonio Machado frecuenta su mismo café , aquel donde todas las tardes tocaba un pianista ciego.
La calle del Espejo, muy característica porque tiene una de esas pronunciadas cuestas madrileñas, desemboca en la plaza más isabelina de la capital -la de Isabel II, vulgo Ópera- y además parece resistirse a perder su reminiscencia literaria, pues conserva dos librerías de viejo de esas que parece te vas a encontrar allí no ya a Machado, sino más bien a Quevedo.
En realidad, la fisonomía de esa zona ha cambiado muy poco con el tiempo, aunque ahora lleva mas de un año en obras, por eso la fotografía que traigo es de hace dos veranos. Si acaso, para cuando Sierra anduvo por aquí, la plaza era de tierra y en parte se cubría con toldos, lo que tambien evoca el poeta. Por no cambiar, vemos que hasta niñas de todas las razas, no han faltado nunca, ni entonces ni ahora.
Y tengo que reconocer que a esta décima me han hecho volver desde otro Terco mayo, los versos a la intemperie de Olga Bernad.



domingo, 10 de mayo de 2009

Juan Muñoz


Una visita esta tarde al Reina Sofía nos hace reencontrarnos con todas estas figuras tan misteriosas, y esa poética tan propia de Juan Muñoz, que en algunos casos puede evocar además una arcadia no tan remota -pongamos menos de 20 años- en la que todo era mucho más inocente, menos previsible y más divertido. Al menos eso nos parece ahora.
La modernidad de Juan Muñoz nos parece que viene directamente de las láminas surrealistas de Max Ernst donde se nos muestra sólo una parte para que se intuya el todo. Los duendes, los enanos, los solitarios, los colgados... todas estas metáforas tan poco metafóricas se van apareciendo y nos persiguen por salas, pasillos y hasta el jardín. Y mientras una máquina nos recita al oído los títulos y las fechas, puede ocurrir hasta que uno vaya reconociendo personajes en todos estos bronces, lo cual puede ser terrible.

El caso es que la primera vez que vi algo de Juan Muñoz fue en aquel remoto 1992 de tan lúdicos recuerdos y fue en las Salas del Arenal en Sevilla. La sensación fue muy parecida a la de esta tarde; lo que se dice una Retrospectiva. La suya y la nuestra.