¿Alguien albergaba la ilusión de la objetividad? ¿Acaso esperábamos que se rascara un poco bajo la primera capa del tópico? Una vez confirmadas las respuestas negativas, podemos seguir adelante.
Ya desde el año pasado teníamos noticia de la exposición que se inauguró el pasado martes en Salamanca titulada Mujeres de azul, dedicada a la Sección Femenina, y ya tenemos la confirmación -por la vía familiar- de nuestros augurios color de hormiga. Ventajas de tener media familia salmantina. Claro que el folleto deja poco margen a la interpretación; para que vamos a molestarnos en sacar conclusiones sobre lo que hacían estas mujeres, si ya de entrada te digo que eran "portadoras del viejo virus fascista enquistado en sus cerebros", sentencia ésta salida de la cabeza (suponemos que libre de quistes) del ínclito señor comisario de la muestra.
Nos dicen, y comprobaremos, que prima la estampa del pololo y los bailes regionales, que nada se muestra aquí de la evolución ideológica que se produjo en los casi 50 años de la Sección Femenina, ni de sus logros sociales, ni de los avances jurídicos en favor de la mujer. Se echa de menos, por ejemplo, que nos recuerden aquellas palabras de Ortega después de pasar un día en el Castillo de la Mota, Escuela de Mandos de la Sección Femenina: "con cincuenta escuelas como esta, se transformaba España".
Pero no todo tiene porqué ser malo en esta exposición, pues nos dicen que la entrada es gratuita; o sea, que toda esta inquinad la hemos financiado ud. y yo. Y por otra parte, habremos de suponer que el señor comisario de la muestra, habrá recibido unos simpáticos emolumentos en contraprestación de váyase a saber que servicios. Por cierto, que el comisario, ese señor que le enmienda la plana a Ortega es el... ¿historiador? ¿profesor? ¿estudioso? Moncho Alpuente. Ahí es nada.
Ya desde el año pasado teníamos noticia de la exposición que se inauguró el pasado martes en Salamanca titulada Mujeres de azul, dedicada a la Sección Femenina, y ya tenemos la confirmación -por la vía familiar- de nuestros augurios color de hormiga. Ventajas de tener media familia salmantina. Claro que el folleto deja poco margen a la interpretación; para que vamos a molestarnos en sacar conclusiones sobre lo que hacían estas mujeres, si ya de entrada te digo que eran "portadoras del viejo virus fascista enquistado en sus cerebros", sentencia ésta salida de la cabeza (suponemos que libre de quistes) del ínclito señor comisario de la muestra.
Nos dicen, y comprobaremos, que prima la estampa del pololo y los bailes regionales, que nada se muestra aquí de la evolución ideológica que se produjo en los casi 50 años de la Sección Femenina, ni de sus logros sociales, ni de los avances jurídicos en favor de la mujer. Se echa de menos, por ejemplo, que nos recuerden aquellas palabras de Ortega después de pasar un día en el Castillo de la Mota, Escuela de Mandos de la Sección Femenina: "con cincuenta escuelas como esta, se transformaba España".
Pero no todo tiene porqué ser malo en esta exposición, pues nos dicen que la entrada es gratuita; o sea, que toda esta inquinad la hemos financiado ud. y yo. Y por otra parte, habremos de suponer que el señor comisario de la muestra, habrá recibido unos simpáticos emolumentos en contraprestación de váyase a saber que servicios. Por cierto, que el comisario, ese señor que le enmienda la plana a Ortega es el... ¿historiador? ¿profesor? ¿estudioso? Moncho Alpuente. Ahí es nada.