viernes, 12 de agosto de 2016

Sílabas de infancia



Siempre es momento para volver a Astorga, y como vemos que de la última visita va ya para seis años, habrá que ver como terminó la obra. Las fotografías que nos llegan primero nos hacen echar de menos aquel anterior estado de abandono, aquel jardín en su descuido y la galería hecha añicos. Ya se sabe que la belleza de la ruina es mucho más literaria -que es de lo que se trata- que la rehabilitación a tanto el metro cuadrado.

Pero hay que reconocer, primero, el mérito municipal que ha mantenido en pie la que fue casa familiar de los Panero, y luego que finalmente se haya destinado a usos culturales, que parece que tampoco estaba clara la cuestión. Ya no correrá la misma desgraciada suerte que la otra de Castrillo y  ahora hay de nuevo motivo para volver a Astorga.
Entre esos muros de piedra decía Leopoldo Panero que siempre le sonaban sílabas de infancia y allí podremos ir en busca de la nuestra.