domingo, 20 de enero de 2008

Ío adoro Calatrava!


A propósito de arquitectura contemporánea, tendremos que decir que la exclamación no es nuestra, pues se me ocurren bastantes nombres antes que el del valenciano. Es de un habitante de Venecia y estos -generalmente- sienten admiración por nuestro compatriota Santiago Calatrava que desinteresadamente regaló a la sereníssima su diseño para construir el cuarto puente sobre el Gran Canal. A continuación, les hemos oído insultar de forma muy expresiva a sus políticos que retrasan otra vez la inauguración del nuevo ponte y han multiplicado por cuatro el coste del proyecto desde que la obra empezó.

Allí nos contaron algo sobre el origen del Ponte di Rialto. Ocurrió aquel día de 1310 que el nuevo Dux tomaba posesión de su cargo y su esposa la Marquesa de Ferrara acude a la celebración en el palazzo Ducale con su séquito de góndolas. El puente provisional de madera se hunde bajo el peso de la multitud que se agolpa para contemplarla, y ese día empezaron a pensar que era necesaria la solidez de la piedra. De esta anécdota me acordaba mientras leía hoy mismo la noticia del nuevo aumento en el coste del puente.

Hace un par de meses contemplando la magnífica spina dorsale sobre el Gran Canal, estaba tan orgulloso con la obra del spagnolo -que le llaman allí- que no se me ocurrió pensar que pudiera también hundirse. En este caso probablemente, bajo el peso de los turistas y sus maletas trolley que son los que cruzarán el puente al llegar a piazzale Roma.
Personalmente un nuevo retraso me fastidia, pues ya tenía decidido volver por la laguna cuando pudiera atravesar por el Ponte di Calatrava como lo hacen en la foto los obreros que lo construyen.




Imagen: Venecia. Puente de Calatrava en Octubre de 2007.

12 comentarios:

Terzio dijo...

Lo que va de ese puente calatraveño al de Rialto, es la distancia que hay entre la Venezia de los Dogos y la de los filo-calatraveños.

Por cierto, muy artera la treta para ponerse un puente en Venezia (y más caro pagará el atrevimiento, comparando, simplemente).

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Alfaraz dijo...

Oh !
Lo que va del puente de Calatrava al puente de Rialto...es medio kilómetro de asombrosos palazzos asomándose al canal.

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Terzio dijo...

Con una ordinariez que se parece a otras mil en una punta, y el ponte de Rialto en la otra.

Claro que si los venecianos gustan...

Debe ser que el hundimiento de los cimientos también subsume el estilo y la vis estética de los paisanos y los deja sub-venecianos.

Peccato!

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Morgenrot dijo...

Sub- está el entero mundo globalizado. Tanto ardor arquitectónico y de ingeniería que a fin de cuentas sólo se realizan en un mismo plano, la moda.
A ver quién se hunde entre maletas y comisiones.

Alfaraz dijo...

Oh ! (2)
Yo sin embargo me imagino a Goethe atravesando el puente de Calatrava camino del Arsenale y asombrándose con su forma de hueso.

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Terzio dijo...

Tú imaginas demasiado. Goethe era más "antiguo" que el que escribe esto, y no me lo imagino "novelero" ni calatraveño pas du tout.

El romanticismo casa mal con lo post-moderno.

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Joaquín dijo...

Esta mañana leía no sé dónde que los pilotos toman como referencia el Puente del Alamillo para guiarse en las maniobras de aterrizaje en el aeropuerto de Sevilla. En su día este puente rompió definitivamente nuestro particular skyline.

Joaquín dijo...

(He omitido que el Puente del Alamillo es de Santiago Calatrava)

Alfaraz dijo...

Habra que recordar Joaquín, la polémica en los años 20 con las torres de la Plaza de España que también rompian el skyline.

Claro que puestos a pensar así, cuando construyeron la Giralda, esa si que partió por la mitad el skyline y modificó la armonía de azoteas y torrecillas medievales.

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Terzio dijo...

Sí. Los moros de Almutamid estaban todo el día hablando del skyline; y Aníbal González lo mismo, no se le caía el skyline de la boca.

Po cierto que, aunque disimulen, la manía que le tienen los calatraveños y por el estilo a Don Aníbal González y su estilo sigue activa y no decae.

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Joaquín dijo...

La Giralda (mitad alminar islámico, mitad campanario cristiano) tiene una gran virtud, y es que a pesar de alcanzar casi los 90 metros de altura, contemplada de cerca (por ejemplo en la plaza de la Virgen de los Reyes) sigue conservando dimensiones humanas. Lo mismo digo de la placentera Plaza de España, que los trotadores y amigos del "footing" les encanta rodear.

Morgenrot dijo...

Alfaraz, a Goethe, cuando viajó a Italia, le decepcionó Venecia, y sin embargo Italia le encantaba.

Lo de los pilotos y el puente del Alamillo me parece que va a ser cierto, cada vez que aterriza un avión que venga del oeste o del sur (p.e Canarias) cruza Sevilla dando un giro hasta dar con el puente del Alamillo. Es preciosa la vista que te ofrecen sobre todo de noche, ves toda Sevilla desde ese ángulo.