lunes, 11 de agosto de 2008

Cabo de año de Mercedes Sanz

Primero la huerfana de padre y madre, la niña del internado de las monjas francesas, la fundadora del Auxilio Social que quiso redimir en los demás niños su propia infancia. Más tarde la viuda del héroe, la incómoda al Régimen que no admitía siquiera que pudiese casarse de nuevo.
Pero la memoria de su obra aún no se ha borrado: en plena guerra civil pudo desarrollar su sueño integrador de crear 3000 centros de asistencia para niños y madres necesitadas de ambos bandos. Ridruejo nos recuerda que su valentía reside en que eso era tanto como reconocer las víctimas de la represión en los territorios liberados.
Los centros del Auxilio Social tomaron fama de que se podía acudir a ellos sin miedo a represalias, por lo que las criticas desde dentro no tardaron en llegar.
Su lucha sin embargo, está fuera de cualquier sospecha "Hicimos la guerra para que España no fuese una Albania. La fe, el entusiasmo y el horror al comunismo hicieron el milagro".
Hasta su muerte con 96 años, Mercedes mantuvo la misma claridad de ideas y las defendía en prensa o en televisión, me dicen que muchas veces ignorando el deseo de su familia






4 comentarios:

enrique dijo...

Viuda de Onésimo Redondo, el "primo" de mi abuelo Federico Ortega...
Una mujer admirable y una vida apasinante y trágica, como la de tantos otros en esos años atroces.

Alfaraz dijo...

Algún dia, Enrique, nos tienes que dar mas datos de Federico para incluirlo en nuestra galería de Azules.

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enrique dijo...

alfaraz, estaré encantado de contarte la historia de mi abuelo en animada charla acompañada de unas cervezas o similiar.
Te adelanto algunos datos vitales; nacido en Granada mi abuelo, se hace maestro y colabora con el padre Andrés Manjón en su labor con los más pobres. Trasladado a Palencia, conoce a mi abuela y se casan. Allí conoce y traba amistad con Onésimo. Entabla conocimiento con falangistas y asiste al mítin fundacional de La Falange en el teatro de la Comedia de Madrid. Tiene cierta amistad con José Antonio (del que mi padre me contaba vagos recuerdos de niño, en concreto de estar sentado en sus rodillas). Con plaza de maestro ya en Madrid, tiene alguna actividad política en su ámbito de trabajo. El estallido de la Guerra Civil le encuentra de maestro en El Pardo. En aquellos días atroces, unos milicianos deciden ir en su busca para asesinarle. Se salva porque uno de los milicianos le conoce y se adelanta a avisarle. Con inmensa fortuna consigue salir de El Pardo y esconderse con su mujer e hijos pequeños en Madrid. En venganza, los milicianos asesinan a su hermano que jamás se metió en política. Un tiempo después los quintacolumnistas le sacan de Madrid y le esconden en un pueblo castellano, hasta que es descubierto y detenido, ingresando en una checa de Madrid. Condenado a muerte, al fin el juez cambia la sentencia por cadena perpétua. Es liberado cuando entran las tropas franquistas en Madrid.
Camisa vieja y joseantoniano, después de la guerra contínua su labor como maestro y llega a ser directo de un colegio nacional. No quiso cargo alguno ni continuó en política.

Novicia Dalila dijo...

Sigo flipando, chicos.
¡¡¡Cuánto sabeis ¡¡¡ Y de verdad que lo digo de corazón. Es que me quedo boba leyendoos...
Speedy, la historia de tu abuelo... muy interesante. Mi abuelo, uno de ellos, lo fusilaron en la guerra. No tuvo tanta suerte de que le fueran a avisar antes.
Me apuntaría a las birras para seguir escuchándoos... (b)(b)(b)

Alfaraz, te leo aunque sea en silencio ;) Aprendo aquí.


Un saludo.