jueves, 30 de julio de 2015

En el cierre del Café Comercial



Al hilo de la noticia del cierre -repentino y misterioso, insisten los medios, como si hubiera algún misterio en la voracidad de las mutinacionales- nos hizo saltar el resorte de la memoria, junto con algunas tardes entre aquellos veladores, el recuerdo de esta anécdota invernal que nos trae Ridruejo en sus memorias. El centro de la escena lo protagoniza el mítico Pedro Mourlane Michelena, único al que no le apeaba el tratamiento aquella cuadrilla de tuteantes azules de la inmediata preguerra.

 «En los años del Europeo y del Comercial -café frente por frente donde se pasó la tertulia- y en los de la Ballena Alegre, las anécdotas de Mourlane cundían y se propagaban. Eran, por lo general, anécdotas que decían más del personaje hacia afuera que del personaje hacia adentro, aunque algunas no dejasen de revelarlo. Las más hacian por resaltar aquel desdén por la realidad -a la jineta- y aquella dignidad que, por el lado menos consistente, podría recordar al hidalgo del Lazarillo. [...] Otro dia de invierno estábamos en el Comercial, ateridos (Gistau, Rubio, Ignacio Catalán, Echarri, quizá Alfaro y algún otro). Llega Mourlane con un ligero impermeable de los que llamaban "pluma". Desabotonado, echado atrás. "¿Ha visto Vd. que frío, don Pedro?". "Sí, lo he leído en el Ya"».   

DIONISIO RIDRUEJO, "Casi unas memorias". Ediciones Península. (Barcelona 2007) Página 486.











1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Se echaba de menos una entrada!
A.A