lunes, 28 de mayo de 2007

Barajas Terminal 4


En algún sitio oí que las catedrales del siglo XX son los centros comerciales. Yo me desengañé hace una semana cuando conocí la Terminal 4 del madrileño aeropuerto de Barajas. La sensación de libertad, la monumentalidad transparente, la fé en la técnica... Todo eso piensas mientras vas en dirección a la puerta de embarque. Es evidente que la naturaleza ayuda: techos de bambú, piedra caliza en el suelo y vistas de la sierra del Guadarrama.

Este es el mejor legado que podría dejar en Madrid Antonio Lamela, después de obras como las Torres de Colón o su propio estudio en O´Donell 33.
Lástima haber tardado un año en descubrirlo. Sólo una pega: a partir de ahora despegar o aterrizar desde cualquiera de las otras tres terminales será una suerte de castigo. Intentaremos que no ocurra.




Imagen: sala de acceso a la Terminal4 de Madrid-Barajas

1 comentario:

Terzio dijo...

Bien.

Para una terminal de aeropuerto, sí.

Los modernos para lo moderno.

Una terminal neogótica sería terrible: Tanto como la infame piramidita de cristal en la cour de Le Louvre.

+T.