lunes, 7 de mayo de 2007

La vieja Iberia


Como sabemos, antes de que el imperio romano nos uniformase, existían en la península una serie de grupos conocidos como íberos. Aparentemente heterogeneos, sí tenían unos signos comunes; predominantemente guerreros, sólo los nobles tenían derecho a luchar.
Sabemos también que el arte ibérico alcanza cotas desconocidas en otras culturas protohistóricas europeas, que presenta figuras idealizadas de guerreros, jinetes y damas enjoyadas.

Este fin de semana, todas esas referencias en piedra, se convierten de golpe en virtuosismo metálico gracias a la exposición del Museo Arqueológico Nacional "El héroe y el monstruo".
Nos presenta una serie de piezas proveniente sobre todo de ajuares funerarios, que asombran por su minuciosidad. Si la referencia más cercana que tenemos son orfebres actuales, podemos decir que no desdicen en absoluto.
La joya -en todos los sentidos- de la muestra es la fíbula Braganza. Proviene esta pieza de oro del alto Guadalquivir y representa la lucha del guerrero desnudo contra el monstruo mitológico.
Se me ocurre pensar que lleva 24 siglos intentando darle muerte, y que quizá no lo consiga porque en algún momento perdió el luchador su pequeña falcata. Aún así-lástima de medidas de seguridad- dan ganas de llevarse el imperdible a casa.




Imagen: Fíbula Braganza. Archivo British Museum

1 comentario:

Terzio dijo...

Roma nos romaniza, gracias a Dios; decir "uniforma" es poner "nota", en cierto sentido, negativo e, incluso, "nacionalista", si me explico.

La iberia ignota es muy mediterránea, tiene mucho de fenicia y de tartésica, sea lo que fuere Tartessos; lo mejor de esa iberia, tantas veces es del sur, nuestro profundo sur.

Pero ya no tenemos en el sur ni dragones, ni guerreros. Ni siquiera la Península se reconoce "ibérica" de los Pirineos a Tarifa.

+T.