A la sevillanísima memoria de P.G.R.
Madre de dos hijos
y maestra de dos generaciones.
A quien ni siquiera la enfermedad arrebató la alegría.
No volverá a ver florecer los nardos
pero hoy la enterraron en un cementerio rodeado de olivos.
Y que en los últimos meses
completó en carne propia
la pasión de Nuestro Señor.
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