domingo, 9 de marzo de 2008

Clavileño en la marisma


Con los estribos muy cortos
y las cinchas apretadas,
a todo el palo las picas
y las crines en la barba;
tres mil caballos tendidos
apenas la arena rayan.
Garrochistas de la Ysla
los de las overas jacas
yegüerizos de Xerez
los de las corvas navajas;
caballistas los de Utrera,
los de la marisma llana.


Resulta que este legendario garrochista toma ejemplo de los que participaron en la batalla de Bailén; aquellos que después de la refriega -como si no hubieran tenido bastante con alancear franceses- se entretienen acosando becerros en la marisma del Guadalquivir.
Este nuestro, como ni con eso tiene bastante, empieza a sus 46 años a publicar una poesía que va desde lírica más popular a cierto surrealismo muy contemporaneo. Pero -habrá que decirlo ya- es la primera con la que se le reconoce como hermano mayor de la Generación del 27.
Ganadero y nigromante, nuestro conde de Miraflores de los Ángeles se ve obligado a abandonar su casa sevillana de San Bartolomé y acosado por las deudas viene a Madrid donde se compra un piso en el 15 de la Avda. de la Reina Victoria.

Muere tal día como hoy en 1930, y no pudo ser enterrado con su traje de campo como había pedido ante notario. Y también hoy mismo, vamos siguiendo los pasos de Fernando Villalón a conocer el piso donde vivió. Entre dos señoriales edificios años 20, nos cuentan allí que el número 15 se derribó a primeros de los 60 para construir el adefesio que contemplamos.
Dengañados, volvemos sobre nuestros pasos pensando que donde verderamente merece ser recordado Villalón es en plena marisma y a lomos de su caballo Clavileño. Así será a partir de ahora.






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