lunes, 23 de febrero de 2009

Equitación comparada


Para intuir la vida y conocer la obra del inefable Rafael Lasso de la Vega (Sevilla 1890-1959) ya es imprescindible acudir al tomo casi cúbico de Juan Manuel Bonet editado por Comares. Pero ayer en el primer acercamiento por el camino de una Antología, le leíamos esta frase al vate:
" —D´Annunzio y yo no nos entendimos nunca ¿Y sabéis por qué? Muy sencillo: yo montaba a caballo mucho mejor que él... Gabriele, en equitación, presumía de tener una escuela austríaca depuradísima. Yo montaba lisa y llanamente a la andaluza. Más de una vez causé verdadera impresión entre los romanos elegantes del corso de Villa Borghese... ¡No me lo perdonó nunca! "

Lo menos importante es la falsificación de la anécdota, como es probable; lo mejor es la propia invención de Lasso, que planificó la cronología de su obra como le hubiera gustado que fuera y que hizo de la vida propia su mejor tomo de poemas. A pesar de esto, es gratificante descubrirlo primero apóstol del Ultra, y siempre versificador de trasfondo clásico, que todo parece haberlo escrito apoyado en una columna dórica.
El párrafo procede del prólogo imprescindible de la Antología (pag. 17) que en 1975 preparó Joaquín Caro Romero para la colección Adonais. Por cierto, que algunos los mas interesantes ejemplares de esa colección, inencontrables aún en librerías de viejo, los tiene la propia editorial Rialp. A mi me han traído del almacén, intonso y como recién cosido, este ejemplar de más de treinta años.

En la imagen, D'Annunzio en los jardines de la Villa della Capponcina de Florencia, sobre 1919.










6 comentarios:

enrique dijo...

Es un placer descubrir nuevos libros gracias a tu antología.
Por cierto, ¿leíste ya la Memoria cruel?
Yo terminé el libro sobre Ridruejo.

Olga Bernad dijo...

Otro que conozco;-) ¡Había leído la Balada del Ultra! Y qué bien recoge ese párrafo lo que él decía: “Allí donde el silencio se rompió las musas danzaron. Fragmentos de dioses y ruinas. Bajo la vegetación nueva aún es bello el viejo friso roto”.
Algo así vi en la fotografía de Eugenio Recuenco que puse hace poco como cabecera en mis caricias.
Muchas veces me pregunto por qué casi nunca conozco a los poetas que nombras. Si fui tan buena estudiante, si llevo toda mi vida leyendo. ¿Sabes lo que creo? Que en algún momento de los planes de estudios me estafaron parte de un patrimonio que también era mío, que algunos profesores usaron las clases como si fuesen su blog personal y, por lo que he visto en algunos sitios, me temo que así seguirá siendo.
Tal vez por eso me encanta venir;-)

Alfaraz dijo...

Lo acabé con pena, Enrique. Me ha encantado.

Y ya ves, amable Olga, que aquí todos andamos descubriéndonos los nombres que nos hurtaron.
Por cierto que estoy seguro que ese friso tan humano y tan cásico de Recuenco le hubiera gustado a Lasso.

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Anónimo dijo...

Esta é a minha visita, pela primeira vez aqui. Eu encontrei tantas coisas interessantes no seu blog especialmente a discussão sua. Do toneladas de comentários em seus artigos, eu acho que não sou o único a ter todo o prazer aqui! manter o bom trabalho.

Anónimo dijo...

Por lo general no comentar en blogs, pero tu me obligaron a, increíble trabajo .. hermosa ...

Alfaraz dijo...

Obrigado.



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