martes, 16 de marzo de 2010

La humilde calle Verde


« ...Ahora que has muerto, Fernando Villalón, voy sintiendo con un escozor creciente el escamoteo de aquellas dos horas inevitables que pasábamos juntos en Sevilla, a riesgo de pasar juntos el día entero, y las noches entre cañeros y claveles con mujeres de ojos negros y jazmines en el moño.
Iba yo a tu casa, por las calles de Santa Cruz, con sus buganvillas y sus gitanillas de pechos en las bardas de los jardines, y, al llegar a la plaza de los Refinadores, ya se advertía el rumor trafagoso y vocinglero, de pequeño comercio, autobuses de línea y vecindonería de la Puerta de la Carne.
Alguna de las tardes, en vez de entrar por el callejón de Céspedes, entraba por la calle Verde, tan tierna, tan humilde, tan henchida de pueblo murillesco con sus fachadas, de una aguada pálida, color de rosa, de manzana o de malva, hasta la casa señorial, un poco escondida entre el viejo palacio de don Miguel de Mañara y Vicentelo de Leca, y la iglesia de San Bartolomé, color de bizcocho de feria, donde moraba, y donde ya no volveré a ver al poeta y al amigo de una época fantástica y magnífica.»

Mauricio Bacarisse.
A Fernando Villalón. (Publicado en la Pag. 14 de La Gaceta Literaria nº 80 del 15 de abril de 1930).

De lo que hemos leído de la correspondencia, casi completamente inédita, entre Mauricio Bacarisse y Fernando Villalón, puede que la manera más exacta de valorarla sea decir que se lee a carcajadas. Es una charla de casino llevada al papel con el tono coloquial de una conversación sin testigos. Lo mismo se recomiendan lecturas que se ríen de maridos burlados. Y esto, cuando Villalón aconseja a su amigo sobre mujeres, que suele ser un tema recurrente.
Poco tiempo tendría Gimenez Caballero para llevar a la imprenta este texto de despedida de Bacarisse, pues muerto Villalón, tarda menos de un mes en salir el siguiente número de La Gaceta Literaria donde aparece publicado.

Y para que la semblanza no quede incompleta, la sentida necrológica puede leerse aquí, antes de hacer un recorrido por la Sevilla del album fotográfico del I.E.S. Vélez de Guevara que es de donde procede la imagen.



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5 comentarios:

enrique dijo...

Ese dédalo de calles del barrio de Santa Cruz sevillano es fascinante.
Un día de estos me tienes que hacer de cicerone...

José Enrique Viola Nevado dijo...

En el testimonio de Bacarisse no queda muy claro, pero a mí me enseñaron que la calle Verde está en el Barrio de San Bartolomé, que Santa Cruz no llegaba más allá de la calle Santa María la Blanca.

Por lo demás Santa Cruz está hecho a imagen y semejanza del turista de toda la vida y San Bartolomé conserva bien su autenticidad.

Alfaraz dijo...

Pues sí D. Henry, la calle Verde es San Bartolomé, supongo que lo que quiere decir Bacarisse es que a veces llega a la casa de Villalón por el barrio de Santa Cruz.
Por otra parte, ya se sabe que la antigua judería donde se conserva es en el barrio (mejor collación) de San Bartolomé, pues el de Santa Cruz fue un invento del marqués de la Vega-Inclán.

Pero bueno Enrique, cualquiera de los dos se puede difrutar.


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Joaquín dijo...

Parada obligatoria en La Carbonería.

José Enrique Viola Nevado dijo...

¡Vaya! ¡Que nos quiten lo bailao!