Después de meses de obras, ya está abierto al paseante el tramo Carrera de San Jerónimo-Plaza de las Cortes remodelado por el arquitecto portugués Álvaro Siza. El acerado de la Carrera -ya se ve- ha ganado en anchura (pasa de 9 a 16 metros) pues se ha limitado el paso de automóviles, pero no se ha dejado ni un alcorque, ni un resquicio verde, por lo que probablemente se pretenda convertir próximamente en pista de aterrizaje de aviones.
Se ha arrasado el jardincillo romántico de la plaza, del que solo sobreviven los árboles centenarios que rodearon la estatua de Cervantes, verdadero culpable de toda la remodelación, pues Siza descubrió que estaba mal situado. Escriba ud. la obra cumbre de la literatura universal y dispóngase a que le culpen de cualquier cosa.
El desnivel de la plaza, que antiguamente se salvaba con una suave pendiente ha sido sustituido por tres engañosos escalones, que aunque aparentemente practicables para un espíritu optimista, te ponen en riesgo real de precipitarte al vacío desde su altura desproporcionada. Esto es así hasta el punto que el arquitecto se ha visto obligado a diseñar un vallado como solución de urgencia, que es precisamente donde iban las víctimas de las caídas.
Para completar la tarde, se pueden ver en la Casa de Correos de la Puerta del Sol unas vitrinas donde se expone el contenido de la cápsula del tiempo encontrada bajo el monumento a Cervantes. También se llega cómodamente por la calle del Prado.
8 comentarios:
Desde luego, el arquitecto portugués no ha mejorado lo existente. La agradable plaza con jardines anterior se ha convertido en un espacio solado con losas de granito, seguramente gallego y de una determinada empresa -granitos del louro-, que habrá costado cada una un buen puñado de euros.
El aspecto es desolador, con el granito manchado ya con rodaduras de maquinaria e inhóspito al transeunte, más de estos días de verano intenso. El granito desprende un calor capaz de fundir a un diputado anexo.
Y resulta que el genial arquitecto anda enfadado porque los madrileños y visitantes -recuerdese que es una zona muy turística- no han entendido su maravillosa idea del anfiteatro y utilizan esos enormes escalones como si de una escalera se tratara. Se ve que no estamos al nivel de su genio arquitectónico. Pero es que la configuración de la plaza te lleva inexorablemente hacia esos escalones tremendos y te ves de pronto ante ellos sin saber si retroceder espantado o intentar bajar con serio riesgo de fractura ósea.
Los escalones se Siza me recuerdan a los de la cárcel del pueblo de Pedraza (Segovia). Los hicieron tan sumamente altos para que el incauto preso fuera arrojado por el cruel carcelero escalones abajo para que se rompiera los huesos y así no pudiera evadirse y por ende durara menos tiempo vivo.
Economía carcelaria era eso.
Y economía de ingenio es lo del premio Pritzker. No solo no ha mejorado lo anterior sino que va a saturar las consultas de los traumatólogos. Ahora la plaza te la encuentras completamente vallada, a pocas semanas después de su inauguración y con indicación de por dónde debes bajar, unas escaleras metálicas de obra...
La valla que se ha visto obligada a diseñar no será detraida de sus honorarios -millonarios- sino que será pagada por los madrileños.
Cosas veredes, amigo Sancho...
Aunque parece que no te ha entusiasmado, me acercaré algún día a ver aquello. Me suelen gustar casi siempre las ideas que hay detrás de los proyectos de SIZA, y de vez en cuando los resultados.
xG
Enrique, hay que seguirle la pista a la contrata de la empresa granítica, a ver donde llegamos.
Ahora he comprobado que puede que exageremos con lo de la gravedad de las caídas; el Centro de Salud más cercano está a escasos 50 metros de la plaza.
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Conocerás xGaztelu, la solución que dió Siza al luminoso Centro de Turismo de Colón, que antes era un pasadizo inmundo. Pero aquí no parece haberse lucido.
Espero tu opinión de profesional, que no será solo la del simple paseante.
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Pues sí que parece un poco desolador, sí. Igual con un monopatín le encontraríamos más uso. Pero me quedan fatal las gorras vueltas. No sé. Me da tristeza, me da calor, me parece de peli de miedo (de esas psicológicas).
Un arbolillo de vez en cuando se agradece mucho, pero igual es de mal gusto. Con los edificios y con las calles el problema es que luego hay que vivir en ellos, a ser posible sin romperse nada. No creo que Cervantes tenga el pobre ninguna culpa;-)
Saludos.
Olga tiene toda la razón: es una plaza para monopatines y adolescentes con la gorra ladeada y el pantalón por las corvas.
Alfaraz, la empresa que te comento tiene una enorme cantera de granito cerca de Tuy y se ha hecho de oro con las obras de Madrid, en especial con la peatonalización de la calle Fuencarral y la plaza de Callao. También se puede ver en la plaza mayor de Torrejón de Ardoz.
Está claro que la mentecatez urbanística no es monopolio de un partido, Sevilla la está destrozando el binomio PSOE-IU y Madrid el PP. Ya lo dijo aquel, fuerzas que disgregan y malgastan sus energías en luchas partidistas (más o menos).
Que pena yo he sido víctima de ese derroche de gasto no ya inútil sino dañino para la ciudad seguro que lo hicieron pa ra que los diputados tuvieran mas espacio al salir de su palacio privilegio fuera de todo lugar y explicación y no sigo....
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