« A Ruiz de Alda lo ejecutaron en el patio. Durante el trayecto no escatimó su opinión. Abrumó con invectivas a quienes lo conducían. Repelió alguna agresión, y ya en el patio mientras los fusileros corrían sus cerrojos, siguió gritándoles su desprecio. La escena impresionó a cuantos la vivieron. Fuerte, buen tipo, arrogante siempre, pero más arrogante en aquel momento, su figura infundía respeto. Antes de que la muerte se le fuese encima tuvo tiempo de gritar su nombre y su filiación. Su mujer, Amelia Azarola, conoció la muerte de su marido estando ella a su vez prisionera. He oído decir, sin que responda de la veracidad del dato, que como quien le hiciese la notificación pusiera en ella cierta complacencia, la mujer se hizo de espanto y seca, sin una lágrima, respondió:
- Ruiz de Alda tiene un hijo digno de él y le sabrá vengar».
JULIÁN ZUGAZAGOITIA. Guerra y Vicisitudes de los Españoles. (Pag. 139). Tusquets Ed. 2007
Del libro de memorias de guerra de Julián Zugazagoitia, sobre el que podremos volver más adelate, este expresivo párrafo dice tanto de su viuda como del aviador. No ocurrieron así las cosas y el crimen quedó inulto como tantos otros. El propio caso de Zuga, detenido en París por la Gestapo y entregado a juicio sumarísimo en España viene a ser prototipo de ocasión perdida a la clemencia
La acuarela El Aviador (66 x 47 cm.) de Gustavo de Maetzu es un retrato del joven Ruiz de Alda que se conserva en la Casa Museo del pintor en Estella.
4 comentarios:
Lamentables y terribles fueron aquellas muertes.
En este retrato se me da un aire de personaje de tebeo (Corto Maltés o similar)
Saludos
Cierto Javier, retrato inacabado , al parecer.
Enrique, vacacionando, I suppose.
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Ya de vuelta estoy.
La actitud de Ruiz de Alda ante sus asesinos, como la de Fernando Primo de Rivera, de admiración.
La de Franco con Zugazagoitia, todo lo contrario.
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