lunes, 6 de junio de 2011

Mustela erminea


Aquí Cecilia Gallerani, aquí unos amigos.
Hace las presentaciones la conservadora de pintura de Patrimonio Nacional, y la primera impresión es la de siempre en esos casos que tanto y desde tantos sitios nos ponderan un asunto, el consabido no es para tanto. Y es que además el efecto teatral utilizando la luz resulta de lo más recurrente; se deja la sala a oscuras y solo se ilumina la vitrina del cuadro, que así parece emanar una luz especial. La primera vez (niño de excursión escolar) que vimos algo parecido fue en la cámara oscura en que se exponía el tesoro del Carambolo, aunque con los años nos enteramos que solo se trataba de una copia ¿y tanto efectismo para exponer bisutería?

Pero pronto la atención pasa de la bella Cecilia al pequeño mustélido, que de cerca tiene toda la cara de un osito polar, como jibarizado en armiño. Nos cuentan que Leonardo reinterpreta el bestiario medieval en el que el armiño era símbolo del equilibrio y lo convierte en prototipo de la frugalidad y la elegancia, come una sola una vez al día y preferirá caer en manos de un cazador a mancillar en un sucio pantano la blancura delicada de su piel.
Pero la estancia madrileña de la la dama del armiño merece devolver visita de cortesía, se aloja en el palacio de Oriente hasta el 4 de septiembre. El cuadro ha pertenecido prácticamente siempre a la misma familia y no hay que dejarse engañar, ya que su propietario por muy príncipe polaco que sea y por muchas consonantes que tenga el apellido, es sevillano de nacimiento y criado en Dos Hermanas.






3 comentarios:

Joaquín dijo...

La visita a la cámara oscura del tesoro del Carambolo forma (¿o formaba?) parte de los recuerdos infantiles de muchos sevillanos...

Alfaraz dijo...

Creo que ya no se mantiene, pero la impresión que me llevé en la última visita al Museo Arqueológico fue deplorable.
Me acaba de comentar un amigo que la reproducción del tesoro es de D. Fernando Marmolejo, o sea, que no sería tan mala.



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enrique dijo...

De tanto leer libros y autores notables, hace usted unas crónicas como para enmarcar, oiga.