martes, 22 de junio de 2010

Esplendor (y boceto) de Pepín Ybarra


Tras la iconoclasia de ayer, fomentemos hoy una cierta iconodulia con el mejor retrato (y su boceto) que se mandó hacer José María Ybarra y Lasso de la Vega (1905-1969). Para los cronistas del ABC, IV conde de Ybarra y para el siglo Pepín Ybarra. Uno de los mayores coleccionistas del arte español de su época, pues fue de los que no se conformaron con la conservación y dignidad de aquellos cuadros que recibiera en herencia y que en 40 años de coleccionismo forró sus casas de Madrid y Sevilla y su hacienda de Dos Hermanas con lo mejor de la pintura de la primera mitad del XX.

Repaso ahora el catálogo que se le dedicó a la colección al año de la muerte del coleccionista y parece la guía del museo de Bellas Artes de Bilbao y de Sevilla todo en uno, aunque probablemente tres generaciones después lo que unió Pepín, ya lo habrá dividido el hombre, o los hombres. Además en esta edición, los textos de Ramón Faraldo tienen el interés del crítico de arte y el del amigo que lo trató.
Aunque por lo dicho hasta ahora puede parecer que estemos en uno de esos casos que recordaba Pérez Villalta cuando decía que el dinero y el arte van siempre unidos, al coleccionista que nos ocupa se añade el conocimiento técnico del aficionado, pues él mismo era autor de algunos cuadros interesantes de los que ya pasará por aquí algún ejemplo.

En la última pintura que se le hizo al conde dos años antes de su muerte Francisco Cortijo lo retrata vestido de calatravo, con toda la pompa y la pasamanería de rigor y con una actitud que recuerda a los mejores retratos sicológicos que podamos conocer. Es uno de esos óleos sobre tabla (107x83 cm.) de factura como de pintura flamenca y con ese acabado satinado que hace invisible la pincelada. El boceto de abajo (48x53) es más cortijo todavía, pues hunde el encuadre de la figura y no evita sus característicos desconchones.








3 comentarios:

enrique dijo...

Y caballero de Calatrava, según parece.

Anónimo dijo...

Llevo demasiado tiempo leyendo con frecuencia tu blog sin agradecértelo. Gracias, dicho queda.

Alfaraz dijo...

No puedo más que alabarte el gusto, anónimo lector, pero lo que hay que agradecer es tu perseverancia.



.