lunes, 14 de febrero de 2011

Elogio del censor


Al hilo del centenario de Gonzalo Torrente Ballester, en la Biblioteca Nacional han pergeñado una simpática exposición donde entre teteras y bastones se muestra lo típico de estos casos; algunos manuscritos, unas primeras ediciones, las figuritas de algunos premios... En realidad, verdadera novedad sólo nos resulta la serie de fotografías que el gallego fue haciendo a lo largo de buena parte de su vida. Fotos en blanco y negro del entorno que le rodeaba, ya sean balcones de pueblo o prados bajo la niebla mañanera.

Pero lo más destacado, sin duda, ha sido encontrar tras el cristal de una vitrina el expediente que la censura emitió precisamente de la única novela que creo haber leído de Torrente,
La saga-fuga de J.B. y a pesar de lo que diga el censor yo creo que algo sí entendí del argumento y creo recordar que incluso me divirtió, pero de eso hace casi 20 años.
Al censor, ignoto funcionario que firma escuetamente como Martos, lo imagino diligente y cumplidor, probo padre de familia, probable pluriempleado y poco dado a andarse por las ramas. Ya quisiéramos que algunos críticos literarios cumplieran varios de esos requisitos. Yo propogo una antología de reseñas del Sr. Martos.


"Nº de Expediente 7227/72
Título: La saga-fuga de J.B.
Editorial: Destino

De todos los disparates que el lector que suscribe ha leído en este mundo, éste es el peor. Totalmente imposible de entender, la acción pasa en un pueblo imaginario, Castroforte de Baralla, donde hay lampreas, un Cuerpo santo que apareció en el agua, y una serie de locos que dicen muchos disparates. De cuando en cuando alguna cosa sexual, casi siempre disparatada como el resto, y alguna palabrota para seguir la actual corriente literaria.
El libro no merece ni la denegación ni la aprobación. La denegación no encontraría justificación, y la aprobación sería demasiado honor para tanto cretinismo e insensatez. Se propone se aplique el SILENCIO ADMINISTRATIVO.

Fdo. Martos".

La fotografía de Jorge Salvador es propiedad de Círculo de Lectores y la tomó en 1996 en la casa que GTB tenía en la Gran Vía de Salamanca. El retrato de mujer colgado en la librería es obra de Regino Pradillo, dibujado en París 1982 y que también está expuesto en la BNE.





4 comentarios:

Joaquín dijo...

Una miajilla de guasa sí que tenía ese tal Martos.

Las censuras es un auténtico género literario, y se podría hacer una buena antología. El mismo Quevedo, creo que tiene alguna (o bien es que se molestaba en responder a sus censores).

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enrique dijo...

Qué admirable figura jurídica es la del silencio administrativo.

De ser aplicada hoy a nuestro entorno, nos convertiríamos en severos cartujos...

E. G-Máiquez dijo...

Siento no haber leído la saga/fuga para apreciar mejor la guasa (que como dice Joaquín una miajilla ya gasta) de Martos.

Me sumo a la admiración de mi tocayo por esa figura crítica: silencio administrativo.

Y a la propuesta del anfitrión de una antología de notas de ese señor.

Alfaraz dijo...

Señores,
absolvemos por unanimidad al sr. Martos y a Quevedo. Y condenamos a los críticos sin gracia.

Afortunadamente, no ejercer la carrera que hemos estudiado tiene estos desahogos.


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