Después de tres años, se acabaron las obras del Palacio de Cibeles (antes Palacio de Comunicaciones) para readaptarlo como ayuntamiento-fachada, y unos días después de avisarnos que no habrá inauguración al uso descubrimos que la ley electoral, tan escrupulosa con esas cosillas, las prohíbe expresamente con la vista en las elecciones del mes próximo. Pero la misma partitocracia que hace la ley, hace la trampa y como al alcalde de Madrid a listo no le gana nadie, se inventa no ya las clásicas jornadas, sino los meses de puertas abiertas. Cuatro en concreto va a estar el ayuntamiento sin cerrar las puertas para que veamos las maravillas que obra el dinero publico. El interior no resulta difícil imaginarlo; es una sucesión de espacios vacíos, un decorado para las visitas.
Y ya en la tarde soleada del sábado pasamos de lo inauténtico, del brillo del falso dorado a la paleografía como modo de homenaje, pues en pleno centro turístico de la capital quisimos comprobar —una rareza salvada del destrozo probablemente por ignorancia, de manera que no daremos más pistas— que 76 años después del asesinato del honrado panadero, todavía queda un recuerdo en su memoria. No estará todo perdido.
4 comentarios:
Hoy hemos coincidido en tema, y sospecho que en valoración …
xG
Tu texto sobre el palacio del dispendioso Gallardón es admirable, digno de figurar en el espacio de la mejor columna periodística.
La placa creo que está en Ópera.
Anda, anda... *
* Copyrigth © JPQ.
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Parece una tarta de merengue.
Yo me quedo con aquellos años en que se podía pasar para certificar cartas....
Sobre todo aquellos años en que acompañaba a mi querido Padre de su mano .
Que manera de cargarse las cosas.
De manera que sólo son cuatro meses los que los madrileños nos podemos asomar...vaya vaya...
Fuerte abrazo.
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