Aquel verano de 1944 el lejano maestro impartía su magisterio en Lisboa (que tampoco está tan lejos) y allí era asiduo a la embajada invitado por Don Nicolás antes de su regreso definitivo a España, ya bajo la égida del hermano del señor embajador, es decir de Don Francisco.
Se nos cuenta que en aquella misérrima posguerra española la relativa abundancia de alimentos básicos de que gozaba Portugal convertía una merienda lisboeta en auténtico lujo asiático. Se podría decir en ese caso que el bueno de Ortega se aplicaba a las pastas, pasteles y cafés antes de ponerse definitivamente a Régimen.
La imagen corresponde a un viaje a Alemania a principio de los años 1950.
«Don José Ortega y Gasset se encontraba en Lisboa practicando un exilio voluntario y simbólico como protesta contra la absurda depuración universitaria que le privó de su cátedra. Todos los españoles nos sentíamos emulados en escuchar, atender e invitar a Don José, el cual no regateaba a nadie su saber ni su amenidad. En las reuniones de Palhavá fue un habitual y le gustaba esconder su atracción en un pequeño saloncito azul que había en el fondo de la parte de recibo del palacio».
JAVIER MARTINEZ DE BEDOYA. "Memorias desde mi aldea". Ed. Ámbito, 1996. Pg. 237-238.
Pero el poner esa cita de Bedoya tiene mucho de coger el rábano por las hojas pues sus memorias, generalmente poco citadas y creo que escasamente conocidas describen importantes episodios vividos de primera mano en nuestra inmediata posguerra. Como el viaje oficial a una Alemania nazi en trance de hundimiento, o especialmente interesante, su testimonio en el trabajo desarrollado desde el Gobierno español -Jordana mediante- con el objeto de salvar la vida de miles de judíos remotamente sefardíes en los territorios ocupados por el III Reich.
No será esta la última cita, que dejaremos aquí como eventual fe de lecturas.
3 comentarios:
antes de ponerse definitivamente a Régimen.
Ha estado usted muy acertado, muy ingenioso.
Un saludo
Conozco esta foto de Ortega, con su traje a rayas y el pasaporte asomando del bolsillo.
Lo cierto es que Ortega "estuvo" en España aunque su residencia oficial seguía siendo Lisboa. También es cierto que no participó en nada oficial del régimen y por supuesto no volvió a su cátedra. Respecto a si seguía cobrando sus sueldo de catedrático, yo me inclino a pensar que no, aunque hay quien dice que sí lo cobraba. Aunque seguía figurando en el escalafón, al tratar de resolver su jubilación al cumplir los 70, se tuvo que hacer un "apaño legal" puesto que el último sueldo efectivo fue de 1936 y la pensión sería por lo tanto ridícula.
Es decir Enrique, un buen ejemplo de lo que viene a denominarse nadar y guardar la ropa.
Saludos Javier, para régimen el que tendrá que hacer un servidor cuando pasen las entrañables.
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