Oh ruina del Alcázar de Toledo.
Yo cantarte no puedo,
convulsa flor, sin desnivel de rimas.
Vivero de esforzados capitanes.
Nido de gavilanes,
que ensayan vuelo hacia las altas cimas.
Ahí nacieron proféticos los sueños,
los sublimes empeños
de la firme y radiante adolescencia.
Y el Tajo que lo sabe, amansa el paso,
sonoro a Garcilaso
y el cielo otra vez cabe en su conciencia…
GERARDO DIEGO, Nocturnos de Chopin. Editorial Bullón, Madrid, 1963, 3ª edición, págs 241 y 242.
Ese verso de Diego en el que nombra la firme y radiante adolescencia de aquellos cadetes, puede que sea lo único que ha quedado de aquel empeño inicial de traer aquí cualquier párrafo del librito de Robert Brasillach. Hasta en eso puede parecer -de momento- que ha salido perdiendo el francés, pero en realidad se trata de una falta de pericia para traducir la obra. Todo se andará.
En cualquier caso las diferencias entre el santanderino y el perpiñanés me parecen solo de matiz, pues el fondo es idéntico; la exaltatĭo de la victoria o muerte, el sacrificĭum, el heroísmo. Pero hoy ¿sabría alguien explicarle a nuestra radiante adolescencia lo que significa todo esto? Qué tonteria.
.
3 comentarios:
¡Qué cosas tiene Ud., pedirle sacrificio a nuestros adolescentes! En su reducido vocabulario esa palabra suena a facha en el mejor de los casos, cuando no a chino.
Saludos.
Ora et labora...
Te he añadido al Facebook. Al final he caido en las redes sociales.
Angelus, que le voy a contar que ud. no sepa...
Es como lo de caer en las redes sociales, otro sacrificio al que nos avoca el progreso.
Oh tempora !
.
Publicar un comentario