Quiero cantar la gloria de tu olvido,
oh, gran muerto de polvo, que ni puedes
levantar un ciprés en donde llegues
a librar tus dolores sin gemido.
Quiero cantar el aire de tus días,
el que te hacía lecho conmovido,
el que era triunfo cuando tú solías...
De Primer Libro de Amor 1935-1939. POESÍA. Dionisio Ridruejo (Alianza Editorial, 1976).
Un amigo camino de la bahía de Cadiz —suerte la suya— me avisa de la muerte ayer en Sotogrande, a los 96 años, de Mechthild Podewils, la Hexe de la que el discreto Ridruejo nos da intermitente noticia en sus Cuadernos de Rusia y a la que ya destierra del índice onomástico de sus Memorias. No parece que a ella le ocurriera lo mismo, según comentó hace unos meses José Rey-Ximena en interesante artículo del diario El Mundo.
Frente a los sonetos al amor o a la piedra de unos años después, me ha parecido traer aquí este trozo de égloga del bosque arrancado, tan metafórico.
La fotografía de Hexe y Dionisio en la playa de Caldetes es de 1942 y propiedad de la familia Ridruejo de Ros.
6 comentarios:
Muy hermosa.
D.E.P.
Saludos, Alfaraz
Leí ese artículo.
Interesantisima historia querido amigo y un bonito homenaje a e´y a ella.
Suerte la mía.
Disfruté de la luz de Cádiz, de sus calles, su pescaito, de la Feria del Puerto de Santa María y de un Atlántico inmenso.
Disfruté menos de un viento al que no te acostumbras.
Cuando ví la necrológica de Hexe de inmediato pensé en tí. Longeva ha sido la condesa alemana, musa de nuestro admirado Ridruejo. Ha tenido además el buen gusto de ir a morir a un rincón maravilloso. Seguro que el mar y la luz le traían emociones y recuerdos de un joven poeta y político...
Madre mía, qué vidas, es realmente como si nos hablases de otro mundo.
Y qué bonita esa gloria del olvido.
Salu2
Ya me leí el manifiesto comunista. Muy entretenido y bien escrito. Te lo aconsejo.
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