Pensándolo ahora en frío pareciera que abandonada la ética, se fuera camino de hacer lo propio con la estética. Pero claro, en los comentarios de ayer bajando la Carrera de San Jerónimo no había lugar a opiniones frías por mucho que se rondara los cero grados.
A los menos avezados (o no tanto) habrá que aclararles que la fotografía no corresponde a un Club de carretera (¡ojo! evitemos los prefijos) ni siquiera a un casino de Las Vegas de esos que imitan trazas remotamente neoclásicas. Se trata del Congreso de los Diputados, cámara baja (bajísima) y la imagen no ha sido manipulada ni digitalmente ni de cualquier otro modo. Como ayer no fue el caso, hoy seremos comedidos y evitaremos esas metáforas que saldrían como cosa natural.
10 comentarios:
Club de carretera secundaria, más bien.
Cierto es que la ética y la estética van de la mano. Que se lo digan a Besteiro, que fue catedrádico de aquello.
Fíjate Enrique... lo que te estás perdiendo!
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La técnica es lo más antiguo del mundo: se rejuvenece, se maquilla y se pone a hacer la calle.
Así es D. Henry, en este caso de pone a hacer la carrera. De San Jerónimo, digo.
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Es hiriente...
A. Agr.
Pues yo aprovechando la Navidad, le ponía unas lucecitas de colorines alrededor del triángulo para que se vea bien desde la carreterita esa del Jerónimo (lo del "San" está en periodo de revisión).
Ergo, la soberanía popular reside en un puticlú.
En las Vegas anhelan la dignidad de lo clásico y aquí que la tenemos (o teníamos) nos ponemos a imitar a las Vegas.
Propongo el verbo 'putiferar' para explicar todo esto.
¿Pero esto es por Navidad o por gusto?
Con las ganas que yo tengo de ir a Madrid...
Será por (mal) gusto Olga. Pero que no te quiten las ganas.
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