viernes, 16 de mayo de 2008

Niño de amaranto y oro

Muerto Joselito en Talavera el 16 de mayo de 1920, cuentan las crónicas que miles de personas esperaban el cuerpo en la estación de trenes de Sevilla y que un alud humano acompañó el féretro por la plaza del Duque, Trajano y Alameda hasta el cementerio.

Nos cuenta Manuel Barrios que este ídolo de la España de la época provocó en su último paseo por la ciudad escenas de dolor entre cientos de sevillanas, especialmente su novia imposible Guadalupe de Pablo-Romero, de la que comentan que hasta que murió siguió llevando flores a la tumba de Joselito.

Seis años después de la muerta del torero, y de la misma manera que cualquiera puede encargarle a un pintor que le haga un retrato, su cuñado Ignacio Sánchez Mejías encarga una elegía a su amigo Rafael Alberti. Por lo que se ve después de varios retrasos, tuvo que invitar al poeta a su cortijo de Pino Montano, pero como el portuense aprovechaba las noches para pasarlas en la venta flamenca de Eritaña y demás, dicen que el anfitrión lo tuvo que encerrar en una habitación de la que pudo salir una mañana con el poema compuesto.
En su momento es celebrada por algunos como el mejor planto escrito desde Jorge Manrique, pues hasta unos años después Lorca no compondría el famoso "Llanto..." dedicado al propio Sánchez Mejías. Y así empieza JOSELITO EN SU GLORIA


Llora, Giraldilla mora,
lágrimas en tu pañuelo.
Mira cómo sube al cielo
la gracia toreadora.

Niño de amaranto y oro,
cómo llora tu cuadrilla
y cómo llora Sevilla,
despidiéndote del toro.

Tu río, de tanta pena,
deshoja sus olivares
y riega los azahares
de su frente, por la arena.




4 comentarios:

enrique dijo...

Personalmente prefiero a Lorca y su elegía.
A las cinco en punto de la tarde...

Alfaraz dijo...

Yo también Enrique, aunque esta es bastante más breve y mucho más desconocida.

.

Morgenrot dijo...

Me sumo a la opinión mayoritaria,

A las cinco en punto de la tarde... eran las cinco en punto de la tarde...; tiene mucha tela que cortar.

No obstante, y en cuanto elegías, la de Miguel Hernández, y digo "la" porque es única:

"Quiero escarbar la tierra con los dientes...
temprano levantó la muerte el vuelo...
compañero del alma, compañero".

Si me he equivocado en alguna palabra, disculpen, pero es parte de lo que guardo en la memoria.

Alfaraz dijo...

Pues sí Mrgnrt. ; aunque yo creo que a otro nivel, la de Ramón Sijé es igualmente redonda.

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